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Entre el odio y la desconfianza en las redes sociales

El odio en las redes sociales no se detiene. Ese tipo de discurso corre como el agua en plataformas que, indudablemente, son permeables a la agresión en línea. El asunto tiene connotaciones sociales, aunque con un correlato económico muy importante.

Global Alliance for Responsible Media realizó una encuesta entre 58 directores ejecutivos que manejan un presupuesto agregado para acciones de comunicación y publicidad por valor de 92.000 millones de dólares.

El trabajo mostró que el 5% de las empresas que representan ya decidieron retirar su dinero de las redes sociales. Otro 26% está dispuesto a hacerlo y un 41% adicional duda y aún no ha tomado una decisión. La amenaza es considerable: un 71% del dinero está en riesgo.

Por su parte, el restante 29% de los directivos de las compañías encuestadas asegura que no cree que vaya a retirar sus fondos de las FacebookInstagramYouTubeTwitter. Asimismo, al considerar que no hay ningún motivo para ello, un 17% sostiene que es poco probable que dé un paso en esa dirección y el otro 12% dice taxativamente que no retirará su publicidad de esas plataformas digitales.

Los temores de las empresas

Las grandes firmas con presencia en el mundo digital saben que la preocupación por la reputación corporativa es una de las claves en la gestión. Su relación con los usuarios es fundamental para hacer caminar su negocio. En ese sentido, la mitad de los altos cargos que participaron en la encuesta asegura que tomó contacto con las grandes empresas digitales, por el asunto del odio. Les preguntaron sobre sus políticas para prevenirlo.

Ahora, bien, ¿qué caminos alternativos tienen para continuar con su comunicación más allá de las redes sociales? La respuesta viene por la presencia local. El 30% de los encuestados por Global Alliance for Responsible Media asegura que están avanzando en ese sentido. Algunos de ellos directamente pusieron en revisión el hasta ahora muy relevante papel de las redes sociales en el reparto de sus inversiones.

La crisis (por culpa) de Facebook

La plataforma creada por Marck Zuckerberg desató un verdadero vendaval de críticas por no poner límites a los discursos que siembran el odio. Su protagonismo en este debate puso de manifiesto la demanda de una mayor transparencia por parte de las redes. En ese sentido, el poder de los anunciantes se hizo sentir al reclamar mayor información sobre la gestión de los contenidos en las redes y las políticas de cada una de ellas con los contenidos dañinos para la convivencia y el respeto a mayorías y minorías.

En definitiva, los anunciantes quieren democratizar el modo en que las redes manejan sus datos, por donde circulan sus anuncios. Sin embargo, es una democracia reclamada a una empresa privada, lo cual vuelve mucho más complejo el asunto. Abrir lo privado a lo público no parece ser un tema nada fácil de solucionar, especialmente cuando hay en juego millones de dólares entre venta de datos de usuarios y publicidades subidas a las redes.

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