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Teletrabajo, pandemia y… ¿adiós a las 8 horas, de lunes a viernes?

Una investigación realizada por la Universidad de Miami indagó en el impacto del teletrabajo en la vida cotidiana. Además, estimó el alcance que tendrá esta transformación, a futuro.

Los investigadores Scott Dust, Haiyang Liu, Siting Wang y Chris Reina analizaron los niveles de motivación y rendimiento de 155 trabajadores a tiempo completo en varias empresas.

Los autores señalan que recopilaron «datos de los participantes dos veces al día durante la semana laboral de cinco días».

Los resultados no sorprenden: Los empleados se sienten cada vez más agotados al tener que trabajar durante ocho horas o más al día de lunes a viernes. Esto les provoca la disminución gradualmente de su motivación a medida que avanza la semana.

Según Scott Dust, «estamos condicionados para trabajar duro el lunes, pero perdemos la concentración a medida que se acerca el fin de semana. Los horarios condensados pueden disminuir la productividad. El cuerpo humano no está hecho para mirar pantallas diez horas seguidas».

Ocho horas «fantasmales»

Lo que sí que es relevante es que muchos trabajadores vieron a lo largo de estos meses que la jornada de ocho horas era todo un espejismo. Se debe a que tuvieron que permanecer conectados para revisar los últimos correos en la bandeja de entrada o las notificaciones en su teléfono móvil de clientes o jefes. De esta manera, muchos vieron cómo su tiempo libre disminuía o sentían una gran dificultad para disfrutar y concentrarse en su tiempo libre.

Ante este fenómeno, varios estudios sugieren que la semana de cinco días se reduzca a cuatro jornadas, lunes a jueves. Con una semana de trabajo más acotada, se lograría aumentar el rendimiento de los empleados, así como su nivel de satisfacción general con el trabajo y de bienestar en su vida privada.

Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Miami advierten que «los horarios de trabajo condensados pueden disminuir la productividad. El cuerpo humano no está hecho para hablar, mirar pantallas u operar con maquinaria durante diez horas seguidas. Suena bien en la teoría, pero no funciona igual en la práctica. Al fin y al cabo, los clientes y compañeros exigen respuestas rápidas, por lo que al final acabaríamos trabajando cinco días o más».

Entonces, ¿cuál es una solución?  La clave, apuntan, se basa en distribuir las horas de trabajo a lo largo del día o la semana independientemente del día que marque el calendario. «Si un día dedica menos horas, tendrá más tiempo para completar tareas no laborales, dedicarse al ocio o pasar más tiempo con familiares y amigos. Diversas investigaciones muestran que descansar en actividades posteriores al trabajo están asociadas con un mejor desempeño al día siguiente».

La disciplina del teletrabajo

Pero evidentemente, esto también tiene sus inconvenientes. En primer lugar, los empleados necesitarían de una gran dosis de autodisciplina para saber responder cuando la empresa lo necesite. Por otro lado, son muchos los negocios que deben permanecer abiertos o en funcionamiento durante el horario laboral. También sería bastante problemático el hecho de contabilizar las horas trabajadas, puesto que, si cada empleado administra el tiempo, será muy difícil determinar el tiempo total de trabajo, dentro o fuera del horario laboral.

La única opción consistentemente eficaz es mostrar flexibilidad con tus empleados, permitiendo que manejen una variedad de funciones. Al final, los investigadores concluyen que la organización empresarial del futuro dará margen a los empleados para que elijan su propio horario. Algo que, en determinadas ocasiones, también puede ser una trampa: los trabajadores autónomos del presente bien pueden dar cuenta de este fenómeno.

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