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Perú: Las víctimas de esterilizaciones forzadas cuentan su historia

El Proyecto Quipu, una iniciativa civil, ofrece una línea telefónica gratuita. Más de 300 mil mujeres y 20 mil hombres fueron mutilados dentro del Programa Nacional de Planificación Familiar y Salud Reproductiva ejecutado entre 1995 y 2000.

por Lucio Casarini
«Marque uno para compartir su historia o marque dos para escuchar las historias ya compartidas», dice la voz que suena en el teléfono gratuito 0800-71011, que puede marcarse desde cualquier rincón de Perú. Esta vía de comunicación es la herramienta clave del Proyecto Quipu, una iniciativa civil que se propone difundir la experiencia de más de 300 mil peruanas y 20 mil peruanos víctima de esterilizaciones forzadas entre los años 1995 y 2000. La enorme mayoría de los damnificados pertenece a comunidades indígenas y campesinas con difícil acceso a la educación formal, y que tienen el quichua y otros idiomas originarios como primera lengua.
«Mi nombre es Esperanza Huayama Aguirre, del caserío de Rodeo Pampa, bien lejos», dice uno de los testimonios, que son accesibles, traducidos al español y al inglés, a través de Blog.proyectoquipu.com. «Nos hemos reunido en el policlínico más de cien mujeres y allí nos tenían muy aprisionadas», comienza su relato. «Cerraron el portón, entramos y ya no nos dejaban salir; de ahí me llevaron a hacerme la ligación; me pusieron la anestesia; poquito me quise dormir y ahí rapidito me cortaban y me dolía; escuché que decían: la señora está embarazada; yo no quería que mi hijito muera; les dije: no quiero que me saquen a mi hijito, prefiero morir junto con mi hijito, mi hijito no me lo van a sacar».
El nombre Quipu tiene su origen en un antiguo sistema de memoria inca que funciona con cuerdas y nudos, y que sirve para guardar información en el marco de una cultura predominantemente oral. Las cuerdas son hechas de algodón y lana de alpaca o llama. El mecanismo es utilizado para muchas cosas; desde la contabilidad de impuestos, censos y cosechas, hasta la escritura: las cuerdas anudadas constituyen una pieza mnemotecnia que recuerda los hechos acontecidos.
«Elegimos el quipu como símbolo de este proyecto», dice Blog.proyectoquipu.com, «ya que éste también busca recoger información oral que active nuestra memoria colectiva y ayude a prevenir que las esterilizaciones forzadas sean olvidadas. La estructura del quipu es también la inspiración para la forma en que presentaremos la información recolectada: cada testimonio es una cuerda, cada respuesta un nudo».
El drama que motivó el proyecto Quipu comenzó en 1995, cuando el presidente Alberto Fujimori puso en marcha el Programa Nacional de Planificación Familiar y Salud Reproductiva, un supuesto paso adelante para los derechos de las mujeres y para reducir la pobreza.
«Señoras y señores, se nos ha acusado de que pretendemos, tras una reciente ley que permite la voluntaria vasectomía y la ligadura de trompas, como parte de un conjunto de métodos contraceptivos, imponer mutilaciones y querer matar pobres», dijo Fujimori en Beijing, en 1995, en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer. «Mi gobierno ha decidido llevar a cabo, como parte de su política de desarrollo social y de lucha contra la pobreza, una estrategia integral de planificación familiar, para que de esta forma las mujeres dispongan con toda autonomía y libertad sobre sus propias vidas».
Casi dos décadas después, los cientos de miles de afectados de ese plan sufren traumas emocionales y dolores físicos crónicos; muchos quedaron impedidos para trabajar; aquellos que no habían tenido hijos, carecen de un apoyo en su vejez; otros fueron abandonados por sus parejas y familias; todos esperan una respuesta del Estado, que en los hechos ignora lo que ocurrió.
«Soy Teódula Pusma Carrión, vivo en el caserio de Ñangalí», dice otro de los testimonios recogidos por el Proyecto Quipu. «Las enfermeras de la posta de Ñangalí me dijeron: le vamos a dar si es que se esteriliza, y si no, ya no le vamos a dar alimentos, porque están llenándose de hijos como las conejas; me subieron a la cama y me agarraron entre cuatro, dos me agarraron de las manos y dos de los pies, para ponerme la ampolla; y no me acuerdo; como yo gritaba, iban a cada rato y me agarraban de la cara; señora, por favor, cállese la boca, cállese la boca».

El genocidio peruano

Las 320 mil víctimas de esterilizaciones forzadas que denuncia el Proyecto Quipu constituyen un capítulo de una tragedia mayor que algunos llaman el genocidio peruano.
El registro más doloroso proviene de la violencia política que ensangrentó el país entre 1980 y 2000, durante el enfrentamiento entre el Estado y algunos grupos guerrilleros, entre los que se destaca Sendero Luminoso. La Comisión de la Verdad y Reconciliación, creada por el gobierno nacional, calcula que el número de víctimas de aquel período incluye 69.280 muertos, de los que solo 22.507 están identificados. Eso deja un saldo de 46.773 peruanos desaparecidos. El Estado provocó la mayoría de los damnificados. Sendero Luminoso sería responsable de la muerte de 31.331 personas.
La violencia de entonces se concentró en las zonas rurales andinas, donde se produjo el 75 por ciento de las víctimas. La población quedó atrapada entre dos fuegos que provocaron un infierno: comunidades campesinas arrasadas por uno y otro bando, cuarteles militares convertidos en centros clandestinos de tortura y ejecuciones extrajudiciales, violaciones sexuales masivas, fosas en las laderas de los cerros andinos, cuerpos arrojados a los ríos de la selva, fosas comunes que las autoridades no quieren investigar.
La presidencia de Alberto Fujimori se extendió entre 1990 y 2000, cuando ocurrieron muchos de esos abusos. Como consecuencia, el hombre fue condenado por delitos de lesa humanidad. El indulto que le otorgó recientemente Pedro Pablo Kuczinski, actual jefe de Estado, abrió un debate crucial en la opinión pública internacional.
Son aproximadamente dos millones y medio los peruanos nativos que actualmente viven en otros países, expulsado por la situación interna, que los obliga a buscar un medio de vida en otras tierras. Los destinos más importantes, ordenados por cantidad de emigrantes, son Estados Unidos, España y Argentina.
Las diversas riquezas naturales del país, entre las que se destaca la mina de Yanacocha, el segundo yacimiento de oro más importante del mundo, suponen otro dato sugestivo. En el ranking de países, Perú ocupa el quinto puesto entre los mayores extractores de ese metal. Simultáneamente, el país es el tercer mayor productor de plata, cobre y cinc, y el cuarto de estaño y plomo.

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Director de Voz por Vos. Locutor, periodista y docente. Conductor de "Ventana Abierta", lunes a viernes de 12 a 14 (FM Milenium -FM 106.7-). Columnista de temas sociales en Radio Ciudad y docente en la escuela de periodismo ETER.
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