Cada año, 13 millones de toneladas de desechos plásticos van a parar a los océanos. Se estima que en el 2050 habrá más plástico que peces en los mares. Su expansión merece una respuesta acorde a su magnitud.
Los especialistas en medioambiente, Nils Simon (politólogo y director superior de proyectos en Adelphi Research) y Lili Fuhr (directora del Departamento de Ecología y Desarrollo Sostenible de la Fundación Heinrich Böll), advierten que la proliferación del plástico en todo el mundo obliga a pensar una rápida y amplia acción de los países para dar una solución al tema.
En un artículo publicado en el sitio Project Sindicate, Simon y Fuhr, trazan un crudo mapa de la contaminación en el planeta:
Cada año, 13 millones de toneladas de desechos plásticos van a dar a los océanos. Se estima que en el 2050 habrá más plástico que peces en los mares. Es tal el nivel de contaminación que el plástico depositado por el mar en las playas le cuesta a la industria turística cientos de millones de dólares al año.
Además, este material es una amenaza grave para la vida silvestre. Y puede que tampoco sea tan inocuo para los humanos. Si bien los plásticos que se usan, por ejemplo, para empacar alimentos generalmente no son tóxicos, la mayoría sí contiene sustancias químicas como los plastificantes –que pueden afectar el sistema endocrino– o los aditivos antillama –que pueden ser carcinógenos o tóxicos en concentraciones altas–. Estas sustancias pueden llegar al océano y, mediante las cadenas alimenticias, a nuestros platos.
Los investigadores reconocen que «el plástico es un material clave para la economía mundial: se usa para fabricar automóviles, teléfonos celulares, juguetes, ropa, embalajes, dispositivos médicos y mucho más. En el 2015, la producción mundial de plástico ascendió a 322 millones de toneladas. Y la cifra sigue creciendo: se cree que en el 2050 se puede cuadruplicar. Debido a sus bajos precios, el plástico se usa principalmente para crear productos desechables que contaminan de manera dramática el planeta y generan graves problemas ambientales, económicos y sociales».
Por un nuevo Acuerdo de París «plástico»
Nils Simon y Lili Fuhr consideran fundamental alcanzar un acuerdo global que «necesitará una firme colaboración entre muchos actores, incluidos grandes productores de plástico y generadores de contaminación plástica, programas de reciclado, laboratorios de investigación y cooperativas de recolectores de residuos«:
Ya hay propuestas científicas concretas para la redacción de un tratado sobre la contaminación plástica. Uno de los autores de este artículo propuso una convención similar al acuerdo climático de París, con un objetivo general vinculante combinado con planes de acción nacionales voluntarios y medidas flexibles para su implementación.
Lo que plantean los especialistas es una acción rápida debido a la gravedad del hecho de que los plásticos permanezcan durante muchos años almacenados en distintos puntos del planeta sin llegar a biodegradarse, con consecuencias nefastas para el ambiente y la salud animal y humana:
El único modo real de resolver el problema es una reducción radical de los desechos plásticos. La tecnología podrá ayudar, ofreciendo más opciones para la sustitución y el reciclado del plástico; pero como han mostrado muchas comunidades y ciudades ecológicas en todo el mundo, no es necesaria.
Para semejante tarea no sólo hará falta la voluntad sino también la financiación y medidas concretas de parte de quienes producen plásticos que terminan contaminando el ambiente:
La transición a un mundo sin desechos demandará inversiones, así que cualquier tratado internacional sobre el plástico debe incluir un mecanismo de financiación. En esto, el punto de partida correcto es el principio de “que pague el que contamina”. La industria mundial del plástico factura unos 750 000 millones de dólares al año: seguramente puede apartar unos pocos cientos de millones para ayudar a arreglar el lío que creó.
fuente: Projetc Sindicate