Los recursos cada vez más difundidos como las redes sociales (a caballo de la globalización económica) permiten ampliar los horizontes de empatía entre personas de distintas latitudes y vincularlas colaborativamente.
El especialista en nuevas tecnologías, Javier Puyol, sostiene que «la tecnología constituye un importantísimo factor de desarrollo, pero la solidaridad no debe constituir un valor preterido u olvidado en el mismo. Constituye un factor que debe ser favorecido en pro de la globalidad, buscando un marco jurídicamente justo y equitativo. Donde se respeten la libertad y los derechos de las personas, sea cual sea la sociedad a la que pertenezca, o las características culturales, sociales, o económicas que formen parte de la misma».
La tecnología constituye un importantísimo factor de desarrollo, pero la solidaridad no debe constituir un valor preterido u olvidado en el mismo.
Puyol pone en perspectiva el concepto de solidaridad, como un valor humano que no es nuevo: «En el pasado, colaborar con causas humanitarias, sociales o vinculadas al desarrollo se hacía de una manera muy distinta. En este sentido, tal y como señala Miguel Regueira, hubo un tiempo en el que teníamos que tratar con organizaciones locales si lo que queríamos era hacer el bien en nuestro entorno, y asociarnos con otras internacionales si nos preocupaban los problemas generales del mundo. Sin embargo, no siempre resultaba atractivo, cómodo o transparente ayudar de esta manera. El resultado era que muchos posibles colaboradores no tomaban la decisión de actuar, a pesar de que albergaran buenas intenciones y contaran con la capacidad económica necesaria».
Sin embargo, los nuevos tiempos han visto como el desarrollo tecnológico en materia de comunicación fue acercando personas de distintos rincones del mundo, a partir del proceso de globalización económica y la aceleración de las relaciones políticas y sociales entre distintas sociedades.
Los nuevos tiempos han visto como el desarrollo tecnológico en materia de comunicación fue acercando personas de distintos rincones del mundo, a partir del proceso de globalización económica y la aceleración de las relaciones políticas y sociales entre distintas sociedades.
En este contexto, la tecnología y la solidaridad lograron estrechar vínculos. Citando a Manuel Castells, al vincular los conceptos de tecnología y solidaridad, Javier Puyol remarca la necesidad de dar cumplimiento a tres pautas de futuro:
a) Potenciar el concepto de cooperante internacional mediante las TIC: aprovechar las ventajas que nos da internet para potenciar al cooperante a través de internet
b) Utilizar herramientas de e-learning: crear un mix de formación de pequeñas misiones de formación presenciales con herramientas y metodologías e-learning y de creación de comunidades
c) Utilizar sistemas telecentros: trabajar para ser capaces a incrementar esa formación con ejemplos y trabajos prácticos con el objetivo de una futura auto ocupacion
Según el especialista en TIC, «teniendo en cuenta el reciente caso del terremoto en Nepal, que Internet y las redes sociales encierran un enorme potencial para transformar el mundo que apenas estamos empezando a descubrir».
Cuando se consultan los contenidos de las redes sociales no se está simplemente leyendo chistes y faltas de ortografía o consultando fotos; también se ve cómo se sienten y cómo piensan otras personas, amigos, familiares y extraños. Mary Joyce acertadamente apunta que gracias a las redes sociales se sabe más sobre lo que piensan, sienten y les preocupa a los demás, como nunca antes en la historia de la humanidad. Está en marcha un importante cambio cultural.
Gracias a las redes sociales se sabe más sobre lo que piensan, sienten y les preocupa a los demás, como nunca antes en la historia de la humanidad. Está en marcha un importante cambio cultural.
Por ejemplo, al utilizar Twitter, podemos «expandir nuestra empatía a la escala de la red. Las redes sociales ya son globales y que las preocupaciones sociales deberían serlo también», remarca Puyol al tiempo que pondera el hecho de «escuchar a los que son diferentes», «preocuparse por una crisis en algún lugar del mundo de la que te has enterado por el blog de un ciudadano periodista». «La Internet de la solidaridad, sin lugar a dudas constituye una faceta de la virtualidad no explorada suficientemente, donde queda todavía mucho aún por descubrir», añade el especialista.
«La Internet de la solidaridad, sin lugar a dudas constituye una faceta de la virtualidad no explorada suficientemente, donde queda todavía mucho aún por descubrir».
El fenómeno de la solidaridad en Twitter
Recientemente se recopilaron los trending topics (temas del momento) de más impacto en 2015, así como los tweets y los usuarios más populares. Entre ellos, cabe destacar que por ejemplo tanto #JeSuisCharlie, como #PrayforParis encabezan el ranking de términos que más impacto han generado en la red social este 2015.
No obstante, podría decirse que la verdadera protagonista del año ha sido la solidaridad, ya que cuatro de los 10 hashtag con más impacto tienen el apoyo como hilo conductor. Así, destacan el#RefugeesWelcome (refugiados, bienvenidos), #BlackLivesMatter (el término de apoyo a la comunidad negra tras lo sucedido en Ferguson y en otras ciudades estadounidenses) o#IStandWithAhmed (hashtag en solidaridad con el joven de 14 años estadounidense que fue detenido por portar un reloj digital que la Policía tomó por bomba).
Finalmente, Javier Puyol reconoce que «el fenómeno de la globalización, representado por la economía a escala mundial, tiene también efectos indeseables sobre la distribución de la riqueza, aumentando las diferencias entre los países desarrollados y en vías de desarrollo, y agravando las situaciones de pobreza en colectivos desfavorecidos».
«Uno puede estar ‘a favor’ o ‘en contra’ de esta nueva interdependencia mundial. Pero sí hay muchas cosas que dependen de nuestro consentimiento o resistencia a la equívoca forma que hasta la fecha ha adoptado la globalización. Por tanto, se hace preciso sustentarse en valores sólidos y objetos». Y agrega: «Puede afirmarse que la globalidad y los crecientes retos a los que se enfrenta la sociedad, tal y como recogen los objetivos del Desarrollo Sostenible del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, ha estrechado el lazo que une a muchas voluntades privadas con el compromiso al bienestar por su retorno en términos de desarrollo social».
Y concluye: «Es por ello que, la gestión del conocimiento, la detección de oportunidades, la implantación de los entornos digitales y la aplicación de la lógica de los negocios, ha profesionalizado las actividades que tienen como meta la solidaridad».