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#PanamaPapers: De prostíbulos, policías… de paraísos fiscales y gobiernos, también

El escándalo por los Panamá Papers revela una lógica de larga data en el capitalismo: El dinero que sobra (bien o mal habido) se esconde lejos de la mano impositiva de los países, con el agravamiento de la brecha entre los que más tienen y los que menos poseen.
Como señala el sociólogo brasileño Emir Sader «cada vez que se revelan datos sobre los llamados paraísos fiscales, cunde el pánico en amplios sectores económicos que se sirven de ese expediente. Canalizan sus riquezas en territorios que arriendan sus soberanías para esconder negocios oscuros».
Para Sader, dichos paraísos «son verdaderos prostíbulos del capitalismo» por su funcionamiento al amparo de la dirigencia política a nivel global, la cual nutre sus arca de fondos, en muchos casos, surgidos de actividades ilícitas.
Dos rasgos podemos advertir en la práctica de «fugar» dinero hacia cuentas off shore o bien constituyendo empresas radicadas en los paraísos fiscales.
. Evadir impuestos
. Ocultar dinero sucio
En el caso de los líderes mundiales involucrados en el escándalo de los Papeles Panamá, sus argumentos y justificaciones son variados, desde el presidente ruso, Vladimir Putin, acusando a los Estados Unidos de «armar» el caso para perjudicarlo (las empresas que aparecen en ese país centroamericano están a nombre de un conocido violoncelista ruso, padrino de uno de sus hijos), hasta las argumentaciones del presidente argentino, Mauricio Macri, quien dijo que las empresas en las que aparece su nombre «nunca registraron movimientos» (el archivo de actividades de Mossack Fonseca filtrados a la prensa revela que el mandatario aparece integrando una empresa constituida por su padre, antes de que Macri accediera a la gestión pública).
Ahora bien: Quienes fueron puestos a descubierto sobre cuentas y firmas en Panamá, ¿buscaron evitar el fisco de sus países o directamente pretendieron mantener oculto dinero originado ilegalmente? ¿O las dos cosas?
La pregunta, en todo caso, sería otra: ¿Qué importa si es evasión y/o escondimiento de plata sucia, cuando en verdad la acción misma muestra la voluntad de salirse de los canales legítimos para refugiar fondos u operaciones comerciales y/o financieras?
Son decenas los paraísos fiscales en el mundo. Y por supuesto que su número preciso es difícil de determinar justamente porque quienes los constituyen buscan permanecer en la mayor clandestinidad posible.
Comercio de armas, del narcotráfico y de otras actividades ilegales nutren los negocios off shore. Y muchas actividades lícitas en sus respectivos países también giran fondos hacia allí, buscando salvaguardar recursos de la mirada escrutadora de los fiscos.
Dividendos de empresas, ahorros de personas de altos ingresos, y hasta ex maridos (y por que no ex esposas) que buscan licuar su patrimonio y así reducir el monto de un eventual acuerdo de divorcio, son algunos de los motivos de giros entusiastas de dinero a los paraísos fiscales.
Esta decisión de «guardar» divisas en un lugar «mejor» constituye una fuga de doble estándar: primero por la evasión en sí y, segundo, por la imposibilidad de que los aportes impositivos de dichos evasores contribuyan solidariamente al sistema tributario de sus respectivos países.
No cabe duda de que los Estados no suelen ser los mejores inversores de los dineros de los contribuyentes; pero si encima quienes más ganan y más deben aportar deciden que sus excedentes partan raudos a refugios off shore, magro favor estarán haciéndole a las arcas públicas, hacia donde el resto de sus connacionales pagan sus impuestos aún a regañadientes.
Cuando hablamos del compromiso que hoy debe asumir el mundo en pos de reducir la desigualdad social, algo de ello tiene que ver con esto de los paraísos fiscales y su distancia con respecto a los sistemas de recaudación de los gobiernos.
No cabe dudas de que Emir Sader acertó al poner su crítica mirada sobre los paraísos fiscales. Sin dudas, las cuestionables relaciones «off shore» del mundo financiero nos remiten a los prostíbulos y su vínculo con las fuerzas de seguridad: en muchos países, aún en los integrantes del sagrado Primer Mundo, burdeles y uniformados se muestran fríamente distantes en público, mientras muchas veces se enredan en lo profundo de lo privado.

Diego CorbalánDirector de Voz por Vos@diegoacorbalan (2)

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Director de Voz por Vos. Locutor, periodista y docente. Conductor de "Ventana Abierta", lunes a viernes de 12 a 14 (FM Milenium -FM 106.7-). Columnista de temas sociales en Radio Ciudad y docente en la escuela de periodismo ETER.
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