La historia de Alika Kinan, el largo recorrido desde su Córdoba natal hasta la Ushuaia, revela un recorrido de incertidumbre, dolor y resignación, propio de las mujeres que caen en los oscuros entramados de la explotación sexual. Muchas mueren o desaparecen. Alika sobrevivió y lucha contra esas redes.

Alika Kinan zafó. Otras mujeres no lo hicieron. O lo lograron pero volvieron a caer, como a ella le pasó. A algunas otras mujeres no se las vio nunca más.
En estos zigzagueos de la historia está el derrotero de muchas mujeres que van cayendo en las redes de trata de personas. Casi sin saberlo. Como dice Alika, hay muchos mitos en torno a las organizaciones que captan mujeres para la prostitución. «La Trafic blanca que te secuestra es un mito», dice esta mujer que estuvo 20 años bajo una red de trata de personas en Ushuaia.
Alika Kinan no fue capturada físicamente. Fue captada psicológicamente. Fue absorbida por una red prostibularia que le dio una opción laboral supuestamente próspera.
Su pasado de niña abandonada por padre y madre a cargo de una hermanita aún más pequeña, el vivir solas en una casa sin luz en su Córdoba natal, el no tener para comer, el no tener de qué trabajar…, el no tener quién ser la empujó a caer en esa de red de trata.
Como ella misma reconoce: «Mi madre había estado en redes de trata; mis tías también. Cuando llegó mi turno, como hija, como sobrina, para mi no fue novedoso, aunque me escandalizó mucho». Alika recuerda cómo se había topado a sus 16 años en su «destino», el lugar que la vida le había reservado sin que ella pudiese elegir un camino distinto.
Muchas veces nos preguntamos por esas mujeres que caen en manos de hombres violentos, que las someten a pura amenaza y golpe. ¿Alguna vez nos preguntamos qué medios, qué opción tenían para zafar de esa trampa de sumisión y violencia? Habría que preguntarse algo parecido por esas otras mujeres que «trabajan» de prostitutas. ¿Alguien les dio la posibilidad de ser otra cosa?
Tal vez la respuesta esté del otro lado, del de nosotros como espectadores de estas historias conmovedoras. En una de esas somos nosotros los que no podemos zafar de nuestras propias ataduras y vemos en estas mujeres sometidas la inevitabilidad como destino fatídico e invencible que, en realidad también nosotros padecemos.
Lejos de esta disquisición psicoanalítica, vale la pena tomarse un rato para conocer la historia de Alika Kinan, en este diálogo con que tuvimos con Mario Massaccesi en Radio Ciudad.