La institución es incipiente: todavía no cumplió los dos años de vida, su lugar físico es una plaza, pero las ganas y el compromiso social de sus integrantes los moviliza todos los días, cada vez que los pibes se ponen la camiseta del equipo y la pelota se pone en juego.
¿De qué club sos hincha? ¿Conocés su historia? ¿Sabés cuáles son sus orígenes?
Los hincha de equipos de fútbol, básquet o de cualquier otra disciplina no solemos hacernos estas preguntas. Estamos más preocupados por su presente y más aún por su futuro. Pero nuestros clubes tienen su historia. Tan solo con ir a sus nombres, completos, muchos de ellos llevan esta denominación: «Club Social y Deportivo…» De lo «deportivo» pocas dudas cabe; ahora, de lo «social», ¿sabemos de qué se trata?
Esta pregunta, forzada para muchos, se responde fácil, muy fácil, cuando la experiencia de un club surge de las necesidades mismas del entorno social que lo rodea. El sentido social y deportivo de una institución de barrio es casi una obviedad cuando un club tienen raíces en el barrio que lo ve nacer y hacer. Gran parte de los clubes de los cuales somo hinchas nacieron al calor de las ganas de practicar un deporte y de hacer acción social, o viceversa; o a la vez.
Como si viajáramos en el tiempo, hacia los orígenes de nuestros equipos favoritos, hay clubes que nacen con aquel espíritu noble que supieron tener en sus comienzos. Como una historia contada en presente, estas nuevas instituciones empiezan a tener su lugar en los barrios.
Así, como en carne viva, está haciendo sus primeros pasos el Club Social y Deportivo «Los Ángeles». Nació como idea de un grupo de amigos de Tortuguitas, en 2014. Las necesidades sociales del barrio y la pasión por el fútbol confluyeron para darle vida.
La semilla germinó en una de las plazas de la zona. El club todavía no tiene un terreno propio, en contrapunto con el constante surgimiento en la zona de numerosos barrios cerrados. Lo poco que queda de tierra disponible todavía no pudo tocarle al club Los Ángeles; pero el sueño sigue latente.
En diálogo con Voz por Vos, el presidente de la institución Enrique Caballero muestra todo su entusiasmo en el relato de su trabajo cotidiano al frente del proyecto: «Arrancamos con 15 chicos y hoy tenemos 120», resume.
Como decíamos, el club no tiene un terreno propio, por lo que, cada día, el trabajo de abrir las puertas del club es muy peculiar: «Nosotros recibimos a los chicos al mediodía pero empezamos a las 8», remarca Enrique quien relata que rodean con lonas una porción de la plaza del barrio en Tortuguitas para perimetrar la zona y darle forma al Social y Deportivo Los Ángeles.
El contexto social de la institución no escapa a la realidad de cualquier barriada humilde de nuestra Argentina, con chicos sin mucho para hacer más allá de estudiar o tal vez trabajar (si es que lo hacen) y con un «tiempo muerto» que muchas veces los predispone a terminar en la marginalidad, la droga o el delito.
Enrique Caballero hace un relato en el que queda muy claro el esfuerzo y las penurias económicas que atraviesa el club. Pero también se le nota el entusiasmo: «A los chicos no se le cobra una cuota. Todo el trabajo que hacemos es a pulmón».
La tarea de Los Ángeles refleja múltiples realidades sociales de la zona. Este incipiente club busca integrar a chicos con vidas muchas veces duras, difíciles de transitar. Por eso, su presidente aclara: «La idea es charlar con ellos además de lo futbolístico, si tienen algún problema en la casa. Tenemos a algunos casos de pibes que no tienen dinero para viajar o para comer. Con los chicos más grandes es mucho más complicado: vienen y al día siguiente no quieren volver a entrenar».
Pese a todo el club avanza, y lo hace con la ayuda de los vecinos de Tortuguitas, que se suman con su aporte mediante rifas o torneos que organizan. «Nosotros, cuando apenas iniciamos, no teníamos camiseta. Nos pusimos como objetivo conseguirlas y lo logramos gracias a la voluntad de los vecinos», recuerda Enrique Caballero. Y lo hace envalentonado con los desafíos que tienen por delante. «Ahora queremos juntar plata para los chicos tengan camperones para el frío», se entusiasma Enrique.
Nada parece doblegar las ganas de los miembros de este Club de corazones solidarios. Ni lo económico, ni la marginalidad, ni las bajas temperaturas».
Con el corazón caliente de solidaridad, todo parece ser más fácil.