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Una lucha por esos hijos que tuvimos pero no nacieron

«Era en Abril» es una organización sin fines de lucro dedicada al acompañamiento de las mujeres y sus familias que perdieron embarazos o cuyos bebés nacieron y poco después fallecieron. Una lucha por esas pequeñas vidas perdidas para su reconocimiento emocional y legal.
La pérdida de un embarazo es uno de los secretos más traumáticos que puede guardar una familia. El reconocimiento de que hubo un miembro de la familia que no llegó a vivir (o que vivió y poco después falleció) debe ser logrado, como parte de un duelo necesario para continuar la vida.
Así lo entendieron en Era en Abril, una organización sin fines de lucro que busca visibilidad esta realidad que lastima a muchísimas familias. Su fundadora Jessica Ruidiaz se puso al hombro el desafío hace una década, a partir de atravesar el dolor de la pérdida de una hija.
Jessica relata el trabajo cotidiano acompañando a familias en pleno duelo por la pérdida de un hijo por nacer. «Tenemos varios ejes de trabajo. Por un lado, brindamos ayuda mutua a familias para que puedan encontrarse con otros grupos familiares que sienten el mismo dolor. Por otro lado, trabajamos en la concientización para que se conozca, que se pueda prevenir y eventualmente que se tenga la ayuda profesional adecuada» ante un embarazo que se interrumpe antes de término.
Según la fundadora de Era en Abril, en la Argentina «hay 2,6 millones de muertes al año en el país, sólo en el tercer trimestre, incluyendo abortos espontáneos». En esta institución, el desafío es que los padres puedan anotar a los bebés que tuvieron, que para esa familia sí existió: «Es romper un tabú, cambiar un paradigma en las familias, en la sociedad y en el propio sistema de salud», remarca Ruidiaz.
Muchas prácticas llevadas a cabo hasta ahora jugaron en contra del proceso de duelo de las familias que perdieron un embarazo. «Es contraproducente que los padres no puedan ver a su bebé», advierte la fundadora de Era en Abril.
Este recorrido de reconocimiento de pérdida de un hijo tiene muchos caminos posibles y recoge muchas experiencias pasadas. En ese sentido, Jessica Ruidiaz revela que «se acercan muchas madres que perdieron a sus hijos hace 40 o 50 años y vienen a agradecer».
Sobre el proceso de superación de la muerte de un hijo nacido o por nacer, la clave es evitar cubrir esa partida con un nuevo embarazo. «El duelo no se pasa con otro hijo. Los embarazos siguientes no se disfrutan, se viven con mucha ansiedad (siempre y cuando no se haya hecho un duelo por el hijo perdido). Muchas veces se oculta el bebé que murió, con una carga muy grande al chico que nació, con mucha sobre protección», advierte Ruidiaz.
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Director de Voz por Vos. Locutor, periodista y docente. Conductor de "Ventana Abierta", lunes a viernes de 12 a 14 (FM Milenium -FM 106.7-). Columnista de temas sociales en Radio Ciudad y docente en la escuela de periodismo ETER.
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