Xinca es una empresa con fines múltiples, que parten de un negocio pero con fines sociales y medioambientales. Uno de su creadores, Alejandro Malgor, revela los secretos de este emprendimiento que se vale de los desechos de la industria para fabricar calzado.
Xinca es una empresa muy particular. Es de las denominadas firmas «de triple impacto», por un alcance que trasciende lo económico para alcanzar también lo ecológico y lo social; y que además «puede ser exitosa», como lo remarca uno de sus fundadores Alejandro Malgor.
La empresa produce calzado cuya suela se obtiene de la reutilización del caucho desechado por la industria del neumático. Y la mano de obra que se contrata tiene orígenes múltiples pero, sobre todo, vienen de situaciones sociales complejas como pueden ser madres solteras que deben salir a buscar un empleo o una persona con capacidades físicas distintas. Incluso reclusos de una cárcel de Mendoza, provincia en donde está emplazada Xinca.
Para Alejandro Malgor, la clave del negocio no es sólo vender zapatillas sino concientizar a los consumidores sobre el producto que compra y el impacto que éste tiene.
«Se puede ganar plata y además cuidar a los otros y al medioambiente», se entusiasma este emprendedor, al tiempo que destaca a todos los que los apoyaron en su aventura emprendedora y sustentable: «Nos vieron tan convencidos que nos apoyaron inmediatamente».