Más allá de la contaminación del aire especialmente en grandes ciudades, la cocción y calefacción con métodos rudimentarios dentro de las propias casas son uno de los causantes de enfermedades y muertes más comunes, con una solución que podría llevar décadas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), «unas 3.000 millones de personas siguen cocinando y calentando sus hogares con combustibles sólidos (es decir, madera, residuos agrícolas, carbón vegetal y mineral y excrementos de animales), en fuegos abiertos y en cocinas con fugas. En su mayoría son personas pobres que viven en países de ingresos bajos y medianos».
Estos combustibles y tecnologías ineficientes para cocinar producen elevados niveles de contaminación del aire de interiores, ya que que liberan elementos nocivos para la salud, tales como pequeñas partículas de hollín que penetran profundamente en los pulmones. En viviendas mal ventiladas el humo puede producir concentraciones de partículas finas 100 veces superiores a las aceptables. La exposición afecta particularmente a las mujeres y los niños, que pasan la mayor parte del tiempo cerca del hogar.
Daños a la salud
La OMS contabiliza a unas 4,3 millones de personas que mueren prematuramente por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire interior causada por el uso de combustibles sólidos ineficientes para cocinar.
De acuerdo a datos de 2012, estas muertes se deben a:
- 34% accidente cerebrovascular
- 26% cardiopatía isquémica
- 22% neumopatía obstructiva crónica, y
- 12% por neumonía
- 6% cáncer de pulmón.
Esas pequeñas partículas asesinas
Al encender fuegos en el interior de una vivienda, se desprende pequeñas partículas y otros contaminantes del humo de interiores que inflaman las vías respiratorias y los pulmones, dificultan la respuesta inmunitaria y reducen la capacidad de oxigenación de la sangre.
Según la OMS, está demostrado la relación entre la contaminación del aire de interiores y el bajo peso ponderal, la tuberculosis, las cataratas y los cánceres nasofaríngeos y laríngeos.
La mortalidad debida a cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular también se ve afectada por factores de riesgo tales como la hipertensión, la dieta malsana, la falta de actividad física y el consumo de tabaco.
Los factores de riesgo de neumonía infantil incluyen la lactancia materna insuficiente, el bajo peso al nacer y el humo de tabaco ajeno. En cuanto al cáncer de pulmón y la neumopatía obstructiva crónica, el consumo de tabaco y el humo de tabaco ajeno también son factores de riesgo importantes.
Aire contaminado, desigualdad sanitaria
Para la Organización Mundial de la Salud, «sin un cambio sustancial de las políticas, el número de personas que dependen de combustibles sólidos se mantendrá prácticamente sin cambios hasta 2030».
Pero además, el uso de combustibles contaminantes supone una pesada carga para el desarrollo sostenible. Algunas razones:
- La recolección del combustible consume una parte considerable del tiempo de las mujeres y los niños, lo que limita la realización de otras actividades productivas y aleja a los niños de la escuela. En entornos poco seguros, las mujeres y los niños se exponen a sufrir traumatismos y violencia mientras recogen combustible.
- El hollín (partículas de hollín) y el metano emitidos por la combustión en cocinas ineficientes son contaminantes que contribuyen considerablemente al cambio climático.
- El hecho de que al menos 1200 millones de personas no tengan acceso a la electricidad y de que muchas de ellas utilicen lámparas de queroseno para alumbrarse expone a los hogares a niveles muy altos de partículas finas y crea otros riesgos para la salud, tales como quemaduras y otras lesiones e intoxicaciones por ingesta de combustible, además de poner trabas a otras oportunidades de salud y desarrollo que requieren una buena iluminación, como los estudios o las actividades artesanales y comerciales a pequeña escala.
fuente: Organización Mundial de la Salud