Diego Corbalán analiza el largo recorrido de desfragmentación social y política de Colombia, carcomida por la guerrilla, el narcotráfico y la acción de grupos paramilitares. Un saldo preocupante para un país que vive una de las movilizaciones de personas más grande el mundo, protagonizadas por pobladores desplazados de sus tierras, buscando refugio en otros rincones de Colombia o directamente en el exterior.

Según la ACNUR, la agencia de Naciones Unidas (ONU) para los Refugiados, “la guerra, la violencia y la persecución en todo el mundo están empujando al desplazamiento forzado a un número de personas sin precedentes”. Al terminar 2016 había 65,6 millones de personas en situación de desplazamiento forzado, unas 300.000 más que un año antes. Es decir: una de cada 113 personas en el mundo se halla en situación de desplazamiento, es decir, una población mayor que la de Reino Unido.
Del total de personas desplazada en todo el mundo, 22,5 millones son refugiados. Junto a países como Siria e Irak, Colombia registra el mayor número de desplazados, con 7,7 millones de personas que debieron abandonar sus tierras.
Violación de DDHH en Colombia
Según la ONG internacional Oxfam, unas 800 mil mujeres fueron víctimas de delitos sexuales en relación con los enfrentamientos entre las guerrillas, los grupos paramilitares y el Estado en territorio colombiano. Y remarca que no hay actor armado que no haya tenido que ver con estos crímenes.
Por su parte, la Universidad de la Sabana de Colombia, las consecuencias de este enfrentamiento cruzado provocó un gran impacto psicosocial especialmente en los niños colombianos. De acuerdo a un trabajo realizado en miles de menores de ese país, se manifiestan en sus psiquis los efectos que la guerra, tales como:

• alteraciones del pensamiento
• paranoia
• ansiedad
• depresión
• hasta problemas sociales

Los hechos que más afectaron a los niños colombianos fueron, entre otros:

• desvinculación de grupos armados ilegales
• la pérdida (por asesinato o desaparición) de ambos padres
• minas antipersonales
• abuso sexual
• secuestro

Según el relevamiento, “el 90 por ciento (de los menores) se recupera por sí mismo con el tiempo, siempre y cuando el conflicto se haya resuelto o pasado a planos diplomáticos». Solo el 10 por ciento queda con síntomas que necesitan intervención psicológica. «Por su imaginación disminuyen la sensación de impotencia y amenaza”, concluye el trabajo.