En el campo de la Responsabilidad Social Empresaria, la comunicación es (casi) todo. Sin embargo, el mostrar el compromiso corporativo más allá de la compañía tiene que estar mediado por criterios que eviten exponer a la empresa con una imagen que no representa y (peor aún) que no está dispuesta a asumir.
La comunicación en el campo de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) constituye un (al menos) doble desafío. Nacida al calor de las áreas de Marketing y Comunicación (y en menor medida dentro de Recursos Humanos), la RSE nace con la doble necesidad de «ser» y «mostrar ser». En esta ambivalencia (productiva, sin dudas, en perspectiva histórica) la carrera por la responsabilidad corporativa va ganando compromiso empresario y visibilización hacia el público.
El sitio ObservaRSE hace un compendio de los errores más comunes en esta materia:
1 – No comunicar
Pensar que no es necesario comunicar acciones de RSE y que ellas valen por sí mismas es claramente un error.» Comunicando la RSE se está contribuyendo a difundir la RSE entre otras organizaciones además de iniciando un diálogo o conversación con los grupos de interés», ObservaRSE.
2 – Comunicar todo
No hay que comunicar toda la RSE, sino aquellas acciones que tienen suficientes ingredientes de interés, proximidad… «Comunicarlo todo a todos los públicos es otro de los errores más frecuentes. Hay que adaptar el mensaje al público al que están dirigidos así como al canal. No es lo mismo comunicar en un informe de sostenibilidad que en Facebook».
3 – Ser unidireccionales
Es un error lanzar un mensaje unidireccional y no estar ahí para atender las consultas, dudas, sugerencias, especialmente en redes sociales.
4 – Mentir, exagerar, maquillar
Maquillar la información, comunicar acciones solo con la intención de publicitarse, sin una consistencia detrás, puede ser contraproducente. Y más en la era de la comunicación 2.0.
5 – Ser incoherentes
Actualmente existe una multiplicidad de canales de comunicación en los que hay que informar y divulgar con coherencia. El dato de la nota de prensa debe ser exactamente igual al de la web, al del informe de sostenibilidad y al de la charla que se imparte en un encuentro. La incoherencia genera descrédito.
6 – Obviar lo negativo y polémico
No explicar los aspectos negativos y tan solo explicar los positivos resta credibilidad y no permite avanzarse a las críticas con argumentos sólidos cuando al final todo se termina sabiendo.
7 – No priorizar a los de adentro
Comunicar antes externa que internamente. Los empleados son los primeros que deben conocer las iniciativas de la empresa. Son nuestros principales prescriptores.
8 – No ser equilibrados
No dar información equilibrada de las diferentes áreas de la RSE genera dudas y si es para ocultar déficits se terminan sabiendo totalmente. Centrar exclusivamente la comunicación de la RSE en la acción social y el medio ambiente puede dar a entender a la audiencia que la RSE es solo filantropía.
9 – El informe de sustentabilidad 1.0
Normalmente la mayoría de empresas a la hora de difundir la memoria simplemente la cuelga en la web corporativa tal cual. Por muy elaborada que esté, no consigue comunicar adecuadamente porque son contenidos muy densos. Por eso al final casi nadie la consulta.
El desafío es un salto hacia la comunicación 2.0, con contenidos dinámicos y simplificados para lograr un alcance mayor hacia públicos poco entendidos en el tema.
10 – El periodista como mejor amigo
No mantener una relación personalizada y continuada con los periodistas provoca que sea más difícil que intenten comprender el mensaje que transmitimos. No hay que ser oportunistas con los profesionales de los medios.
11 – Hay vida más allá de las notas de prensa
Actualmente, hay numerosos canales para comunicar. Es un error centrarse solo en las notas de prensa. Hagamos uso de las redes sociales, las memorias, los encuentros personales, focus groups, etc.
12 – Somos humanos, nos equivocamos
Admitir naturalmente errores en la comunicación de la RSE es un gran rasgo de predisposición hacia la mejora en la tarea. La soberbiar ante la equivocación, resta y mucho.
13 – La verborragia de la RSE
Evitar el palabrerío de la RSE. Clichés como el «somos una empresa comprometida bla bla bla bla…” poco estimulan a una lectura de los conocedores de la temática y menos aún a aquellos que desconocen la cuestión. Hay que ser creativos y buscar nuevas fórmulas para comunicar.
14 – No contar con los aliados
Comunicar sin contar con el apoyo de las organizaciones aliadas en tus acciones. Si se llevan a cabo proyectos conjuntos, la comunicación debe ser también conjunta.
15 – Mensaje responsable, canal responsable
Hablemos teniendo en cuenta la diversidad. Sin usar mensajes agresivos o discriminatorios. Usemos papel reciclado o con sellos FSC o PEFC. Las formas también hablan, no solo el contenido.
16 – Miedo a la transparencia
Ser transparentes nos expone. Hay que estar preparados para ello, pero sin miedo. Ante una crisis, contaremos con las herramientas para hacerle frente.
fuente: ObservaRSE