Los recurrentes episodios como huracanes y terremotos mantienen al periodismo ante el desafío de informar, dando un aporte como servicio a la ciudadanía sin caer en la dramatización de la crítica situación que atraviesan las víctimas de fenómenos naturales de gran impacto.
Como ya venimos desplegando en una primera nota, los sucesivos huracanes en la zona del Caribe y el terremoto reciente en México mantienen al periodismo en el centro de la escena. Una centralidad que permite mostrarle al mundo las consecuencias de los desastres naturales y, a la vez, revela los intereses y ambiciones de los propios medios de comunicación, buscando que el impacto de la noticia también tenga su correlato con altos niveles de audiencias.
Un reciente debate en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de España, dejó algunas conclusiones interesantes, en el marco de una discusión de la que participaron referentes académicos, profesionales de los medios de comunicación y los propios directivos de empresas mediáticas.
Entre las principales definiciones podemos destacar que:
- «El gran reto no es contar lo que está pasando, sino que el periodista pueda contestarse a la pregunta ¿En qué puedo contribuir yo para mejorar la situación de estos seres humanos que están sufriendo?».
- (Los Medios “nos hacen que prime lo que impacta sobre lo que importa”.
- “Nos centramos en explicar qué pasa y no en por qué pasa”.
- Uno de los pedidos más simples y claros lo formuló el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), José Núñez, al afirmar: “Menos crónica y más contexto”.
Un decálogo argentino para el periodismo y las catástrofes
La Defensoría del Público de la Argentina elaboró un Decálogo dirigido al ejercicio responsable de la profesión periodística en contextos de catástrofes y desastres naturales.
- Fuentes de información:
Identificar cuáles son las principales fuentes gubernamentales y no gubernamentales vinculadas
con la gestión de situaciones de desastre para establecer una agenda de contactos, procurando su pluralidad y diversidad, con el objetivo de brindar la mayor cantidad y calidad de información posible frente a la emergencia. - Preparación para afrontar la emergencia:
Reclamar los equipos adecuados para realizar las coberturas de un modo seguro: botiquín de primeros auxilios, linternas, equipo de lluvia, equipamiento de transmisión de emergencia, chalecos y credenciales de identificación, mapas con la ubicación de hospitales, centros de emergencia y refugios. - Rol social del/a comunicador/a:
Centrar la cobertura en información precisa y verificada con fuentes jerarquizadas y fehacientes. Evitar la magnificación de datos porque puede incrementar la situación de pánico, como así también la espectacularización de la catástrofe. Asumir que el flujo informativo es irregular, de manera de no forzar la cobertura cuando no haya nuevos datos. - Preservación de la propia vida:
Evitar arriesgar la vida por encontrar la primicia. Si la situación o el terreno se tornan peligrosos,
es aconsejable que los/las comunicadores/as se pongan a resguardo y solo continúen la cobertura si es seguro hacerlo. - Información como servicio:
Informar, de manera específica, sobre las tareas de asistencia a la población: medidas para prevenir riesgos, accidentes, enfermedades y problemas sanitarios; lugares de traslado y refugio; centros de información sobre nómina de víctimas; hospitales con recursos para recibir damnificadas/os; elementos que se necesitan según las/os especialistas y lugares a donde acercarlos; números telefónicos de emergencia y asistencia. - Respeto a la intimidad y la integridad humana de las/os afectadas/os:
Es recomendable no transmitir imágenes de cadáveres o primerísimos planos de damnificadas/os
y heridas/os, dado que exponen intimidades, vulnerando derechos, e intensifican el aspecto dramático no informativo del acontecimiento. Considerar a las personas como sujetos de derecho y respetar su dignidad e intimidad al entrevistarlas/os durante o al instante de ocurrida la situación de desastre para no intensificar su estado de shock al ser consultados por sus pérdidas. - Cuidado integral del/a comunicador/a:
Reclamar asistencia terapéutica para procesar las emociones y la conmoción que deviene del contacto con historias e imágenes traumáticas y las medidas necesarias para recuperarse del ritmo intenso de la jornada. - Evaluación de la cobertura periodística:
Procurar la reflexión y el registro de los posibles errores de procedimiento, de las dificultades que surgieron, del funcionamiento de la interacción con los actores de otras áreas de asistencia y de las buenas prácticas realizadas, a fin de programar capacitaciones que reviertan los puntos débiles. - Instalación del tema en la agenda:
Realizar un seguimiento del hecho y mantener informada a la población sobre las tareas de reparación que desarrollan las autoridades o sobre el incumplimiento de las mismas para sostener el tema en la agenda. - Investigación después de la emergencia:
Procurar la producción de informes interdisciplinarios y profundos que aborden las temáticas de desastres y catástrofes por fuera de la emergencia. Contextualizar los datos y analizar el origen de la tragedia de modo de contribuir a una mirada integral sobre la problemática, de cara a la prevención.