El mundo vive hoy un drama humanitario por el desplazamiento de millones de personas que deben escapar de sus países. Esto no es nuevo para la historia de la humanidad. Pero, en un mundo con tantos contrastes sociales, que haya personas que deban escapar de su tierra mientras otros gozan de infinidad de oportunidades en sus países no deja de ser un contrapunto que genera tensiones.
En su historia, la Argentina fue un país que dio cobijo a infinidad de comunidades que escaparon de sus países buscando mejores oportunidades. Nosotros mismos somos hijos, nieto y bisnietos de esos desplazados de décadas atrás. Hoy, nuestro país vuelve a recibir a esos desplazados, por fenómenos nada nuevos para una humanidad en conflicto y en guerra. La Argentina hoy, vuelve a ser tierra de oportunidades para muchos refugiados que buscan un lugar mejor al suyo para intentar rehacer sus vidas.
En este contexto nace Refugio Humanitario Argentino. Su fundador, Mariano Winograd, un ingeniero agrónomo al que le gusta definirse como «verdulero» por su trabajo cotidiano en el Mercado Central, recuerda su pasado de nieto de inmigrantes judíos para explicar su presente solidario, en favor de los refugiados sirios que llegan a la Argentina.
Mariano es uno de los tantos (aunque no tantos argentinos) que hoy abre sus brazos y su corazón para esos inmigrantes sin tierra que llegan a la nuestra, casi con los mismos sueños y anhelos que tenían nuestros antepasados cuando viajaban largos kilómetros en barco hasta tocar suelo argentino.
En esta maravillosa charla que compartimos con Mariano Winograd descubrimos la trascendencia que tiene la ayuda personal a al menos un puñado de refugiados, de los millones que hoy vagan por el mundo buscando un lugar en donde poder empezar una nueva vida.