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Brasil: Temen que se repita el mayor desastre de la historia de la minería

Hace dos años, un tsunami de barro y residuos tóxicos de Samarco, una extractora de hierro, acabó con 19 personas, 350 hogares y un ecosistema del que viven millones de seres humanos. Todo empezó con la ruptura de una represa en Mariana, estado de Minas Gerais.

«Estamos constantemente preocupados de que pueda suceder lo mismo de nuevo», dice Aparecida, una señora que sobrevivió al desastre. «Vivimos con miedo; la paz y la tranquilidad de un pueblo rural se terminó, el encanto de un pueblo rural se terminó, nuestra ciudad no es más la misma», dice. «Por más que arreglen o logren poner en funcionamiento todo de nuevo, nunca será lo mismo».
Su testimonio y el de los demás citados aparece en El barro que trajo la destrucción, un informe accesible en Internet elaborado por la organización humanitaria internacional Manos Unidas.
La tragedia ocurrió el 5 de noviembre de 2015. La sirena que debía sonar nunca lo hizo. Las advertencias de la Secretaría de Medio Ambiente sobre la fragilidad del dique que contenía las sustancias contaminantes fueron desoídas. La renovación de la licencia ambiental estaba pendiente. El plan de contingencia y de prevención de riesgos ni siquiera existía.
Así fue que la represa de la minera Samarco se rompió y un mar de residuos tóxicos generados por la extracción de hierro, concretamente 44 millones de metros cúbicos —el equivalente del contenido de agua de 17.600 piscinas olímpicas— acabó con la vida de 19 personas, la historia de 300 familias, y la mayoría del ecosistema de la quinta mayor cuenca hidrográfica de Brasil.
El tsunami de barro arrasó el pueblo de Bento Rodrigues, en el interior de Minas Gerais, que en cuestión de horas quedó sepultado. Dos días después las ciudades de Paracatú y Gesteira correrían la misma suerte y miles de habitantes de las comunidades de pescadores de la región vieron cómo su forma de vida, la única que conocían, desaparecía.
En una semana el barro recorrió 655 kilómetros a través del Rio Doce hasta llegar al océano Atlántico, a la altura del estado de Espíritu Santo, al norte de Río de Janeiro.
«Solíamos trabajar nuestro pequeño terreno al lado del río», recuerda Marlene, una campesina. «Cuando nos cansábamos, nos bañábamos en el agua y pescábamos, lográbamos agarrar al menos peces pequeños», continúa. «Ya no se puede hacer nada de eso, ya no hay peces en el río, y si hubiera no nos atreveríamos a comerlos, y tampoco se puede nadar».
«Cada vez que vienes acá, a ver el río, está ahí y no puedes hacer más que mirarlo, no lo puedes tocar, no puedes hacer nada», dice Daniel, un joven de la comunidad aborigen de los krenak. «Para nosotros el río no es simplemente un rio, para nosotros es parte de nuestra familia, es sagrado», explica. «Este río alimentó a mis antepasados; vivían su religión a orillas de este río; el río Watu, como lo llamamos los krenak; para nosotros era todo”.
«Había una huerta aquí, estas malezas no estaban antes», recuerda José, un campesino, recorriendo la zona. «Todo ha sido destruido, el lodo estaba por todos lados», lamenta. «Ahora intentamos mezclar esa tierra con un tractor; varias veces; a ver si la capa de lodo, que tiene como cinco centímetros de espesor, podía mezclarse con la tierra normal, pero no hay manera, la tierra está muy dura».

El peor de la minería mundial

Bowker Associates, una consultora estadounidense, calcula que el volumen de barro, la extensión del territorio afectado y la magnitud económica de los daños —que podrían ascender hasta 55 billones de dólares— convierten a Mariana en el peor desastre en la historia de la minería mundial.
Samarco, la compañía responsable, pertenece a las dos mayores empresas del rubro del mundo, la brasileña Vale y la anglo-australiana Bhp Billiton. Vale recibió en 2012 de parte de Greenpeace el título de «peor empresa del mundo» por «no respetar los derechos humanos y ambientales».
Respecto de la suerte de los damnificados, después de meses de lucha consiguieron que los ubicaran en apartamentos dentro de la ciudad de Mariana, la más próxima al desastre y la más poblada. La reubicación definitiva, que supone volver a su tierra, está prevista para 2019, aunque son pocos los que confían en que esa fecha se cumpla.
El reclamo de las indemnizaciones correspondientes ha sido otra dura batalla para los afectados. Fundación Renova se llama la institución creada por la minera Samarco para gestionar las reparaciones económicas.
Los que tenían una casa pero la usaban como segunda residencia recibirían 3.000 euros. Los que se quedaron sin su residencia principal, 6.000 euros. Y aquellos que perdieron a familiares, un total de 30.000. Además, las 350 familias reubicadas deberían recibir un salario mensual de 350 euros por quedarse no sólo sin hogar, sino sin su trabajo: la agricultura y la pesca.

Para saber más sobre el desastre:
https://elpais.com/internacional/2017/11/11/actualidad/1510427565_674250.html
http://www.periodistadigital.com/religion/solidaridad/2017/10/30/manos-unidas-denuncia-el-desastre-de-mariana-brasil-el-peor-del-mundo-en-la-historia-de-la-mineria-religion-iglesia-solidaridad.shtml
https://es.aleteia.org/2017/11/02/mariana-y-el-peor-desastre-en-la-historia-de-la-mineria-se-hara-justicia/

 

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Director de Voz por Vos. Locutor, periodista y docente. Conductor de "Ventana Abierta", lunes a viernes de 12 a 14 (FM Milenium -FM 106.7-). Columnista de temas sociales en Radio Ciudad y docente en la escuela de periodismo ETER.
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