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China: Una poetisa tras las rejas muestra la ausencia de los derechos humanos en medio de la pujanza económica

Intelectuales y artistas del mundo piden la libertad de Liu Xia. La mujer es viuda de Liu Xiaobo, el premio Nobel de la Paz muerto en cautiverio. Este matrimonio simboliza las gravísimas violaciones de los derechos humanos que, según numerosas voces, ocurren en el gigante asiático.
Por Lucio Casarini
«Como escritores, artistas y seguidores de PEN América, escribimos para expresar nuestra preocupación por el arresto permanente de la poetisa Liu Xia», comienza la carta abierta dirigida a «su excelencia, señor Xi Jinping, presidente de la República Popular de China».
En total, son 53 los nombres de distintos sitios del mundo que a través de esta misiva piden la libertad de la escritora, fotógrafa y activista china. Algunos de los más conocidos son Paul Auster, John Coetzee y Margaret Atwood. PEN América es la web de una asociación de escritores por los derechos humanos. El objetivo de la declaración es presionar al gobierno del gigante asiático para que suspenda el arresto domiciliario de la viuda del premio nobel de la Paz Lui Xiabo desde 2010.
Uno de los pasajes exige que «le permitan encontrarse y hablar libremente con su familia, sus amigos y miembros de la prensa». Otro extracto solicita «compasión» por el «pobre estado físico y mental» de la mujer, que, según aseguran, ha sido diagnosticada con «depresión y problemas cardíacos».
La carta recuerda asimismo que Liu permanece bajo arresto domiciliario desde 2010, cuando su marido —condenado a 11 años de prisión en 2009 por «incitar a la subversión»— fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. El escrito también recuerda que Liu no fue acusada de ningún crimen: «La única razón de su prolongada detención es su relación con Liu Xiabo [considerado un disidente por el Gobierno debido a su participación en las protestas de 1989 en la plaza de Tiananmen]».
Las Naciones Unidas, Amnistía Internacional y otros organismos han reclamado igualmente al gobierno chino la libertad de la mujer.
El difunto esposo de la poetisa, Liu Xiaobo, fue premiado con el Nobel de la Paz por constituir la voz que reclamó más alto y más claro que nadie la democracia para China. El hombre cumplió ese rol a través de su compromiso como autor, crítico literario, pensador y disidente. Su muerte, ocurrida en condición de preso en julio pasado como consecuencia de un cáncer de hígado, dejó vacía para siempre la silla en la que le fue imposible sentarse cuando se realizó la ceremonia del galardón en la ciudad de Oslo.
«No tengo enemigos ni odio», dijo Liu Xiaobo al realizar su defensa en 2009, durante el juicio en su contra. «Ninguno de los policías que me vigilaron, detuvieron o interrogaron, ninguno de los fiscales que presentaron cargos contra mí, ni ninguno de los jueces que me juzgaron son mis enemigos», declaró.
«El odio puede pudrir la inteligencia y la conciencia de una persona. La mentalidad de ver enemigos envenenará el espíritu de una nación, incitará luchas crueles y mortales, destruirá la humanidad y tolerancia de una sociedad y perjudicará el progreso de una nación hacia la libertad y la democracia», añadió.
«Por eso espero poder trascender mis experiencias personales al mirar el desarrollo y el cambio social, contrarrestar la hostilidad del régimen con la mejor de las buenas voluntades, y dispersar el odio mediante el amor».

Gravísimas violaciones de los derechos humanos

La República Popular de China es duramente cuestionada en los foros internacionales por virtuales abusos contra sus ciudadanos que implican gravísimas violaciones de los derechos humanos. Algunos de los ítems más señalados son la libertad política —el caso de la poetisa Liu Xia y su difunto esposo—, la libertad de prensa, la libertad de movimiento, la libertad de asociación, la libertad religiosa, las ejecuciones por pena de muerte, la represión de los movimientos de independencia, la política de un solo hijo, el tráfico de órganos y el abuso político de la psiquiatría, sin excluir otros.
Por ejemplo, en el ámbito de la libertad de prensa, Amnistía Internacional señala que China «tiene el mayor número registrado de periodistas encarcelados y ciberdisidentes en el mundo». Reporteros sin Fronteras, mientras tanto, ha dicho que «China es la cárcel más grande del mundo para internautas».
En 2013, 24 años después de las protestas de la Plaza Tiananmen de 1989, las autoridades chinas todavía censuraban las búsquedas en línea del término «Plaza de Tiananmen».
Respecto de la libertad de movimiento, el diario estadounidense The Washington Times informó que, aunque los trabajadores migrantes desempeñan un papel importante en la distribución de la riqueza en las aldeas chinas, son tratados «como ciudadanos de segunda clase por un sistema tan discriminatorio que se ha comparado con el apartheid» sudafricano.
Anita Chan, investigadora del Centro Contemporáneo de China de la Universidad Nacional de Australia, también postula que el mecanismo de registro de hogares y permisos de residencia temporal de China ha creado una situación análoga al sistema de libretas en Sudáfrica.
Jiang Wenran, director en funciones del Instituto de China en la Universidad de Alberta, dijo que es una de las estructuras de segregación más estrictas de la historia mundial moderna.
En cuanto a la libertad de asociación, China no la permite en general; por caso, el derecho de asociarse en sindicatos y partidos políticos.
En el ámbito de la libertad religiosa, la peor tragedia puede ser la del Falun Gong, una escuela espiritual nacida en la década de 1990 que se expandió con notable rapidez. Los observadores extranjeros estiman que cientos de miles y tal vez millones de practicantes han sido detenidos en campamentos de «reeducación por el trabajo», prisiones y otros centros de detención por negarse a renunciar a la práctica espiritual.
Algunos especialistas internacionales y autoridades judiciales han descrito la campaña contra Falun Gong como un genocidio. En 2009, los tribunales de España y Argentina acusaron a altos funcionarios chinos de genocidio y crímenes de lesa humanidad por su papel en la orquestación de la represión de la creencia.
Respecto de las ejecuciones por pena de muerte o pena capital, según Amnistía Internacional, durante la década de 1990 más personas fueron muertas por esta causa en China que en el resto del mundo, juntas.
 
Más información: https://elpais.com/internacional/2010/10/08/actualidad/1286488804_850215.html

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Director de Voz por Vos. Locutor, periodista y docente. Conductor de "Ventana Abierta", lunes a viernes de 12 a 14 (FM Milenium -FM 106.7-). Columnista de temas sociales en Radio Ciudad y docente en la escuela de periodismo ETER.
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