En Ankara, Turquía, los recolectores armaron el espacio con más de 4.000 ejemplares. El acceso es libre, mientras planifican incorporar miles de nuevos títulos.
Los trabajadores de la basura de la ciudad turca de Ankara, recopilaron los textos, organizaron e hicieron su propia biblioteca en una fábrica de ladrillos abandonada para leer y jugar ajedrez en su tiempo libre.
Durante meses, los basureros recogieron libros abandonados. A medida que se difundió la colección, los residentes también empezaron a donar libros directamente.
Inicialmente, los libros eran solo para empleados y sus familias para pedir prestado. Pero a medida que la colección creció y el interés se extendió por toda la comunidad, la biblioteca finalmente se abrió al público en septiembre del año pasado.
El proyecto ya está en marcha y cuenta con más de 6.000 libros, los que están disponibles para el público general. Además de libros, hay revistas, máquinas de escribir y los escritos que están inutilizables son reutilizados como apoya libros o se construyen lámparas combinadas con tuberías de cobre.
Esta biblioteca turca funciona bajo el lema de “acá no se pierde nada” y cuenta con una barbería, cafetería, espacios de descanso y las oficinas de los administradores.
Como dato aparte, para considerar la gran variedad con la que cuentan y que demuestra todos los libros que desechan las personas, 1.500 textos esperan ser colocados en los estantes.