Del dicho «una imagen vale más que mil palabras» debiéramos hablar de «un tuit vale más que mil noticias».
Un profesor universitario de Venezuela se quejó del costo para reparar sus zapatos rotos.
A través de Twitter, José Ibarra reveló que la reparación costaba «cuatro veces» su sueldo como docente la Universidad Central de Venezuela (UCV, pública), la principal del país con casi tres siglos de vida.
El mensaje fue acompañado por la foto de sus zapatos negros con la suela rota.
No me da pena decirlo: con estos zapatos me traslado a la #UCV a dar clase. Mi sueldo como profesor universitario no me alcanza para pagar el cambio de suela pues sale en 20 millones pic.twitter.com/jZP5rDxYVV
— José Ibarra (@Ibarraorellanes) 29 de junio de 2018
El profesor decía en su mensaje: “No me da pena decirlo: con estos zapatos me traslado a la UCV a dar clase. Mi sueldo como profesor universitario no me alcanza para pagar el cambio de suela”.
El docente, licenciado en trabajo social, con una maestría y estudiante de doctorado en salud pública, gana 5,9 millones de bolívares.
El dinero parece muchísimo pero lo cierto es que no alcanzan ni para un kilo de carne.
La hiperinflación barrió con el poder adquisitivo de su sueldo y el de todo venezolano o venezolana que tiene la suerte de percibirlo.
Para arreglar los zapatos, le cobran 20 millones de bolívares.
Los zapatos rotos de un profesor venezolano conmueven al mundo. Aquí la historia de @Ibarraorellanes. VIDEO ► https://t.co/IvUOEHbgWa pic.twitter.com/4rt5knElqn
— El Universo (@eluniversocom) 24 de julio de 2018
Como decíamos: casi cuatro veces lo que cobra por mes.
Un simple y crudo ejemplo de las distorsiones de la colapsada economía venezolana.
La publicación de su indignación en las redes se transformó en una explosión de solidaridad.
Ibarra viene recibiendo donaciones de calzado -nuevo y usado-, ropa y dinero.
Pero también recibió cientos de mensajes de apoyo que lo llevaron a crear el movimiento “Zapatos de la dignidad”, para ayudar a otros docentes venezolanos, hambreados por la crisis.
El profesor José Ibarra mostró toda su sorpresa:
“El tuit fue una explosión de frustración. Pensé que como no me sigue mucha gente, nadie lo iba a ver, pero ya he recibido doce pares de zapatos, de los cuales doné nueve, ropa y dinero. Creé el movimiento porque sigo recibiendo donaciones”.
Ibarra decidió quedarse solamente con dos pares de zapatos usados y unas zapatillas deportivas nuevas.
El resto lo está donando junto al dinero que recibió.
[#LoMasVisto] Zapatos rotos de un profesor venezolano abren paso a la solidaridad https://t.co/Ex9Z8XGCS8
— NTN24 Venezuela (@NTN24ve) 25 de julio de 2018
La plata, dijo, irá “a los profesores más necesitados para que compren comida”.
El profesor venezolano reveló que varios de sus colegas sufrieron desmayos «porque no comen bien”.
Él mismo perdió 15 kilos de peso en medio de la escasez de dinero y comida.
En su casa hay una vieja máquina de coser que su familia usa para arreglar la ropa rota y para adaptar la que reciben.
Comprar ropa nueva, un sueño imposible de alcanzar.
Cruel realidad que trasciende al ámbito universitario de Venezuela, con una población con menos peso como consecuencia de la profunda crisis económica.
Por qué «zapatos rotos»
Los zapatos rotos del profesor José Ibarra tienen una explicación.
Es ni más ni menos que el colapso del transporte público en Venezuela.
Faltan colectivo debido a la escasez de repuestos par su reparación; no que da otra que caminar más de la cuenta.
Según revela el diario Herald, un estudio de las principales universidades venezolanas, incluida la UCV que integra el docente José Ibarra, asegura que la pobreza en el país escaló a 87 por ciento en 2017, lo que viene empujando a la emigración a cientos de miles de personas en los últimos años, entre ellos muchos profesores.