El ingeniero Héctor Alcar tiene un compromiso social. Y lo hace para salir al rescate de niños y adolescentes. A los más pequeños les tiende una mano solidaria. A los adolescentes en edad de secundario los estimula en el camino de la ingeniería, sin tenerle miedo a lo que se supone es una ciencia «difícil».
No importa cuán dura pueda ser una profesión.
Lo importante es cómo se la aplica y a quién beneficia.
Esta podría ser la máxima que explique el trabajo cotidiano de Héctor Alcar.
Ingeniero de profesión, emprendedor por vocación y solidario de corazón.
Con su conocimiento a cuestas, Héctor le viene dando empuje a la Asociación Civil Tecnológica del Sur.
Se trata de una iniciativa que promueve a la ingeniería como vehículo de cambio social; de mejora del entorno mediante el conocimiento científico.
Su historia que contamos alguna vez en este espacio, hoy vuelve resignificada con toda fuerza en ocasión de un nuevo Día del Niño.
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