En una muy interesante nota de la BBC Mundo, la profesora Delia Grace, pone blanco sobre negro acerca de los motivos de la propagación del coronavirus.
La investigadora trabaja desde hace tres décadas en las llamadas «zoonosis», las enfermedades humanas que tienen origen en animales.
Grace es la autora principal de un nuevo informe de Naciones Unidas titulado: «Previniendo la próxima pandemia: las zoonosis y cómo romper la cadena de transmisión». La epidemióloga y veterinaria es profesora del Instituto de Recursos Naturales de la Universidad de Greenwich en Londres. Además, es miembro del Instituto Internacional de Investigaciones Pecuarias, ILRI, con sede en Kenia, que también participó en el estudio.
Causas sin tratar
Para esta investigadora no hay dudas: el mundo no está tratando las causas de la pandemia del Covid-19. Delia Grace considera que el mundo se enfocó correctamente en la respuesta médica y en reiniciar la economía. Sin embargo, consideró prioritario ver «cuáles son las fuentes de esta crisis». Si no lo hacemos, agrega, «vamos a tener más pandemias». De esto se trata el enfoque del nuevo informe de ONU Medio Ambiente y el ILRI.
La prestigiosa investigadora avanza un poco más y aporta datos que empiezan a despejar las dudas sobre el origen de virus como el que mantiene en vilo al mundo.
Grace afirma que muchas de las enfermedades que investigó en sus trabajos en el campo de la zoonosis «llegaron a los humanos usando como «puentes» animales domésticos, especialmente pollos, cerdos y otros tipos de ganado». Y agrega: «Hay muchos más animales domésticos en el planeta que animales salvajes, y no es sorprendente que algunas de las enfermedades de más impacto los hayan usado como puentes».
En ese sentido, la científica aporta algunos ejemplos como la enfermedad de la vaca loca, la influenza aviar, el VIH SIDA, y la gripe española. Todas ellas usaron como puente de contagio a humanos a animales de encierro.
Responsabilidad humana
Y si esos animales son encerrados, es por decisión humana. Como afirma Delia Grace, «lo que está impulsando la emergencia de enfermedades es el comportamiento humano. Y uno de los factores más importantes es la demanda de proteína de origen animal, sea carne vacuna, huevos, peces, pollos».
Para la investigadora, «esto está llevando a un aumento de la ganadería de escala industrial». Las pequeñas granjas familiares con animales que crecen al aire libre ya no pueden responder a esta demanda. En muchos de estos establecimientos los animales están hacinados, los seleccionan para que crezcan lo más rápido posible y son todos del mismo tipo genético.
Grace considera que «estamos creando un hervidero de problemas, con animales hacinados y estresados. Y cuando los animales están estresados su sistema inmunológico se debilita. En paralelo, afirma, «en muchos países las medidas de bioseguridad no son buenas». Esto hace que pollos o cerdos entren en contacto con animales como ratas o incluso personas enfermas. «Si hay un derrame de patógenos a humanos, el llamado spillover, puede crearse un problema alrededor del mundo».
Medidas urgentes, pero difíciles
La investigadora irlandesa Delia Grace no tiene dudas en afirmar que el problema de base es que en el mundo estamos comiendo demasiada carne.
En ese sentido remarca que «algunas personas comen demasiada carne, más de 100 kilos por año, algo que no es bueno ni para su salud ni para el medio ambiente. En este caso puede haber incentivos para una dieta más balanceada». Sin embargo, agrega que «muchas de las cerca de 4.000 millones de personas que viven en países de ingreso mediano bajo comen demasiada poca carne. Sabemos que el 30% de los niños allí tiene problemas de crecimiento y la proteína animal es rica en micronutrientes».
El rol del cambio climático
Para Delia Grace, el cambio climático «no está tan asociado a la emergencia de enfermedades sino a su expansión. Cuando hablamos de enfermedades emergentes no necesariamente hablamos de enfermedades nuevas, puede tratarse de enfermedades que cambian su patrón geográfico de distribución.
En ese sentido, pone como ejemplo el zika, que «probablemente existió durante siglos en animales en Uganda. Pero luego emergió y se esparció por el mundo. Algunas enfermedades se transmiten por vectores como mosquitos, y su supervivencia está vinculada al clima».