Debates

No todos los capitalismos son lo mismo

Cuando el presidente argentino, Alberto Fernández, llamó a poner al capitalismo «en su verdadera dimensión» disparó un muy interesante debate, no precisamente porque sus dichos lo hayan sido.

De las palabras del jefe de Estado brotó una semántica propia de las discusiones de otros tiempos. Por entonces la dicotomía patria o capitalismo claramente nos alejó de las oportunidades del sistema. El «vivir con lo nuestro» pudo haber sido una estrategia defensiva ante momentos de crisis, pero claramente no surge que dicha política pueda perpetuarse.

Probablemente hubiese sido auspicioso que Alberto Fernández hubiese lanzado otra dicotomía sobre toros capitalismos. Una disyuntiva más del presente que, pese a que suene novedosa, ya es moneda corriente en varios países.

Con ustedes, la economía del conocimiento

Estamos hablando de la economía clásica versus la economía del conocimiento.

Países como Corea del Sur e Irlanda lograron grandes avances teniendo como base esa concepción económica. Los logros fueron de todo tipo, fundamentalmente por los beneficios para sus habitantes.

Como señala Jorge Sánchez Tello en el diario Expansión de México, «en 1960 el producto interno bruto per cápita de Corea del Sur era 2.5 veces menor que el de México. Cuatro décadas después, esta situación ha cambiado dramáticamente. En 2003 el PIB per cápita de Corea ya era más de dos veces superior al país latinoamericano».

Las claves del desarrollo coreano estuvieron dadas por «una fuerte apuesta e inversión en la educación y la capacitación». Asimismo, fue clave «el impulso a la innovación científica a través de una política intensa de investigación y desarrollo». Otro rasgo decisivo fue «la construcción de una infraestructura de la información moderna y accesible». Todo esto, como señala Sánchez Tello, con «el ensamble de los factores anteriores a través de una política pública institucional que propicia la estabilidad económica y facilita el florecimiento de inversiones relacionadas con el conocimiento».

El debate sobres los distintos tipos de capitalismos reaviva la discusión sobre la generación de oportunidades.

Viejas polémicas

Cuando el presidente argentino, Alberto Fernández, cargó sus tintas contra el capitalismo lo planteó en una vieja dicotomía entre los capitalismos, tanto el productivo y  financiero.

Es cierto que la financiarización de la economía global está provocando serios problemas para la distribución de la riqueza. Gran parte de esta se concentra cada vez más en pocas manos. Estas distorsiones pueden equilibrarse con políticas de control del capital especulativo, por lo que el debate debiera apuntar a otro lado.

Sin dudas, las miradas deben girar hacia la generación de producción en base a la materia gris de la población. Su formación para la educación en la generación de riqueza a partir el conocimiento sería una palanca clave para la generación de empleo y divisas para el país.

Por supuesto que habrá que pensar en qué conocimientos especializarse. Pero mientras tanto, es necesario reenfocar la mirada de la dirigencia política hacia nuevos paradigmas. De este modo, se evitará caer en viejas dicotomías que pueden explicar mucho de lo que pasó en el pasado pero apenas si pueden dimensionar el futuro.

La Argentina y sus capitalismos

Lamentablemente, el actual gobierno asumido el 10 de diciembre del año pasado, debutó con una pésima noticia para la economía del conocimiento.

En enero de este año, decidió suspender la reglamentación de la Ley de Economía del Conocimiento, medida que tomó por sorpresa a las empresas del sector». Las firmas esperaban contar con beneficios fiscales desde el 1° de enero de este año.

La norma, que fue votada por el Congreso y reglamentada por el Gobierno de Mauricio Macri en octubre pasado. La normativa proponía impulsar la actividad de firmas de servicios empresariales, de software e informática, e, audiovisuales y de apoyo a la actividad primaria.

Según cálculos del desaparecido Ministerio de Producción, en el primer semestre de 2019 el sector se ubicó tercero entre los complejos exportadores, con USD 3.385 millones. A través de beneficios fiscales, buscaba duplicar las exportaciones y el empleo en el sector.

Conocimiento en lo que conocemos

Sin dudas, las oportunidades a la mano de la Argentina están en la producción agropecuaria. Poner conocimiento en ese rubro puede ser una estrategia exitosa.

El propio Alberto Fernández reconoció la importancia de que el país «se industrialice al máximo» y de «potenciar la producción argentina, así como el desarrollo tecnológico del campo, donde somos líderes en el mundo».

Seguramente la clave es la producción de la tierra argentina y todo el conocimiento que se puede poner en ella para la generación de software y sistemas que potencien la producción con potencial exportador.

Generar una economía del conocimiento sobre lo que conocemos no puede ser mejor idea.

El presidente se preguntó: «¿No es hora de que aprovechemos esta oportunidad para ponerle valor a esos alimentos que producimos y dejemos de mandar granos que alimentan cerdos y vacas en otro lugar y empecemos a generar nuestra propia producción de comida?».

¡Claro que sí! Lo que sucede es que, muchos fueron los gobiernos lo prometieron, desde los planes quinquenales de Perón, pasando por la mecanización del campo de Frondizi y la sojización del menemismo.

Si se entiende que es generar recursos en base al conocimiento, habremos entendido que la dicotomía entre producción y financiarización más bien puede ser una oportunidad más que un escollo.

De esa manera, sin dudas, el debate por los capitalismos quedará en la biblioteca de las discusiones superadas.

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Director de Voz por Vos. Locutor, periodista y docente. Conductor de "Ventana Abierta", lunes a viernes de 12 a 14 (FM Milenium -FM 106.7-). Columnista de temas sociales en Radio Ciudad y docente en la escuela de periodismo ETER.
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