
El presidente busca delinear la estrategia parlamentaria para evitar que avancen los proyectos como el financiamiento universitaria y la emergencia pediátrica.
En medio de la creciente presión parlamentaria, tras la última sesión en Diputados que otorgó media sanción a proyectos que desafían la agenda oficial, el presidente Javier Milei convocó a una cena en la Quinta de Olivos con diputados del oficialismo y aliados. El encuentro tuvo como objetivo principal delinear una estrategia legislativa para blindar los vetos presidenciales y contener el avance opositor en el Congreso.
Entre los asistentes se destacó el titular de la Cámara baja, Martín Menem, junto a legisladores de La Libertad Avanza (LLA) y un grupo selecto de referentes del PRO, encabezados por Cristian Ritondo. La presencia del jefe del bloque amarillo no fue casual: Ritondo es uno de los principales artífices de la alianza electoral entre LLA y el PRO, tanto en la provincia de Buenos Aires como en la Ciudad. Lo acompañaron figuras de peso como Luciano Laspina, Silvana Giudici, Daiana Fernández Molero, Alejandro Bongiovanni, Alejandro Finocchiaro y Sabrina Ajmechet. También participó Diego Santilli, pieza clave en el armado electoral conjunto.
La reunión se produjo en un clima de preocupación por los recientes proyectos aprobados en Diputados, como el financiamiento universitario y la emergencia pediátrica, que implican aumentos presupuestarios y comprometen el ajuste fiscal impulsado por el Ejecutivo. Aunque aún no hay fecha definida para su tratamiento en el Senado, desde la oposición anticipan que la discusión sobre los decretos de necesidad y urgencia (DNU) podría retomarse después del 20 de agosto, una vez cerrado el calendario de listas para las elecciones legislativas del 26 de octubre.
Milei busca consolidar un bloque de contención para sostener los vetos presidenciales frente a iniciativas que considera contrarias a su programa de gobierno. La cena en Olivos funcionó como espacio de alineamiento político, donde se discutieron escenarios legislativos, posibles negociaciones y la necesidad de preservar la cohesión interna de la alianza.
Con un Congreso fragmentado y una oposición activa, el Ejecutivo apuesta a reforzar su músculo parlamentario y a utilizar el veto como herramienta institucional para frenar lo que considera “derivas populistas”. La estrategia, sin embargo, dependerá del equilibrio de fuerzas en el Senado y del impacto político que puedan tener los vetos en plena campaña electoral.





