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Jamaica: "La creación de empleo y una mejor educación permitirían reducir el delito"

La isla del Caribe tiene uno de los mayores índices de asesinatos del mundo. «¿Por qué no podemos amarnos entre todos?», preguntó alguna vez Bob Marley, el jamaiquino más famoso.


por Lucio Casarini
«Esto es más grande que la policía y los soldados; no pueden detener esto; solo los políticos pueden hacerlo», dijo un vecino al diario Jamaica Gleaner recientemente sobre la decisión de aumentar la presencia de las fuerzas estatales en las llamadas zonas de operaciones especiales, aquellos sectores de la ciudad de Kingston, la capital, considerados más violentos.
«Una solución militar es una medida provisional y en el mejor de los casos es a corto plazo», dijo Orville Taylor, sociólogo de la Universidad de las Indias Occidentales, en una columna de opinión publicada en el mismo periódico; «a menos que la estrategia sea eliminar a los criminales buscándolos y ejecutándolos como ratas; el uso a largo plazo de la militarización es, en el mejor de los casos, ilusorio».
«Si se compara la tasa de homicidios de países devastados por la guerra y la de Jamaica, sorprende comprobar que la tasa per cápita de Jamaica es más alta que en muchas de esas regiones», dijo Andrew Holness, el primer ministro, en diálogo asimismo con el Gleaner; «también sorprende saber que la tasa de asesinatos de Jamaica es más alta que en países más pobres, incluidos Haití y muchos estados africanos».
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), a través de su Estudio Global de Homicidios, ubica a Jamaica en el sexto lugar del ranking del terror con 39 asesinatos intencionales cada 100 mil habitantes. La lista es liderada por Honduras, El Salvador, Costa de Marfil, Venezuela y Belice. Son todos países del Caribe, excepto Costa de Marfil, que es africano.


Jamaica es una isla situada a unos 150 kilómetros al sur de Cuba que funciona con el sistema de monarquía constitucional parlamentaria desde 1962, cuando se declaró independiente del Imperio Británico. Todavía reconoce, sin embargo, a la reina Isabel II como jefa del Estado, aunque con un rol predominantemente protocolar. El titular del Gobierno es el primer ministro, hoy por hoy el citado Andrew Holness, que ejerce el poder efectivo.
Inglaterra conquistó Jamaica en 1655, tras expulsar a los españoles, que por su parte habían desembarcado en 1494, de la mano de Cristóbal Colón. A partir del dominio británico, se multiplicó la exportación de azúcar, con una estructura productiva dependiente de la mano de obra esclava traída de África.
Después de una serie de rebeliones en la isla, Gran Bretaña abolió la esclavitud en 1838. La población de la isla era por entonces de 370 mil habitantes, de los cuales 310 mil eran esclavos, 40 mil mestizos libres, 15 mil blancos y 5 mil negros libres.
En la actualidad, el 92% de la población es considerada afrojamaiquina. Con 2,9 millones de habitantes, la isla es el tercer país anglófono más poblado de América, después de los Estados Unidos y Canadá. Kingston, la capital, tiene casi un millón de pobladores. Como consecuencia de la pobreza y la violencia, hay casi tantos jamaiquinos dentro como fuera del territorio nacional; alrededor de 2,5 millones viven en el extranjero, sobre todo en el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá.


La economía se basa en la agricultura, la minería y el turismo. Jamaica es el quinto máximo exportador mundial de bauxita —roca de la que se extrae el aluminio—. Cada año llegan aproximadamente 1,3 millones de turistas extranjeros. Las exportaciones agrarias consisten principalmente en azúcar, bananas y café.
La última Encuesta Nacional de Victimización Criminal (National Crime Victimization Survey) del Ministerio de Seguridad del Gobierno de Jamaica (mns.gov.jm), explora las causas de la violencia. «La mayor proporción de encuestados —95%— estuvo de acuerdo o muy de acuerdo en que la creación de más empleos tendría un efecto positivo en la reducción del delito», dice el reporte respectivo. «La mejora del sistema educativo recibió el segundo nivel más alto de apoyo —el 91% estuvo de acuerdo o muy de acuerdo—, seguido de ayudar a los delincuentes convictos a encontrar trabajo después de que fueran liberados —86%—».
Las políticas más solicitadas por los ciudadanos, según la misma fuente, son mejorar el programa de protección de testigos, optimizar la capacitación de los policías y desarrollar un grupo especial para combatir las pandillas y el crimen organizado.

«Todo estará bien»

«La gente que está tratando de hacer este mundo peor no se toma un día libre», dijo una vez Bob Marley, el padre del reggae; «¿cómo podría tomármelo yo?; hay que iluminar la oscuridad». El jamaiquino más famoso pronunció estas palabras en 1976, tras ser herido por pistoleros que habían ingresado a los tiros a su casa, en Kingston. Dos días después del ataque, acorde con lo programado, el cantautor participó de un concierto en el que fue aclamado por 80 mil personas. Los músicos de su banda, llenos de miedo, permanecieron ocultos y ese día tuvieron que ser reemplazados.
Durante el asalto, Marley había recibido lesiones menores en el pecho y un brazo. Su esposa Rita y su representante Don Taylor, que estaban con él en ese momento, habían sido lastimados de gravedad, aunque luego pudieron recuperarse. A pesar de la trascendencia internacional de las víctimas, el hecho quedó impune. Una hipótesis es que los atacantes actuaron motivados políticamente, pues el recital, bautizado con el lema Sonríe Jamaica, había sido promovido por el Gobierno.


Dos años después, en 1978, Bob Marley logró responderles a su manera a quienes le asignaban simpatías partidarias. Durante la campaña para las elecciones nacionales, convocó a un concierto por la paz y antes del cierre de la actuación invitó al escenario a los dos principales candidatos para primer ministro: Michael Manley, del Partido Nacional Popular, y Edward Seaga, del Partido Laborista de Jamaica. A pesar del clima de violencia que rodeaba los comicios, ambos postulantes aceptaron el convite y se dieron la mano delante del artista.
América Latina es hogar de apenas el 8% de la población mundial, pero padece el 33% de todos los asesinatos del Mundo, según las Naciones Unidas. De hecho, tan solo cuatro países de la región, Brasil, Colombia, México y Venezuela son escenario de una cuarta parte de todos los homicidios. De las 20 naciones con mayores tasas de crímenes, 17 son latinoamericanas, y de las 50 ciudades más brutales, 43 están en la región.
Algunos factores que explican la violencia jamaiquina, caribeña y latinoamericana son la pobreza, la urbanización salvaje, la proliferación de armas y el narcotráfico, que a su vez generan desintegración social y familiar, desempleo, corrupción estatal, falencias culturales y educativas, subdesarrollo general e infinidad de otros problemas relacionados.


«Vamos a caminar por los caminos de la Creación, nosotros, la generación pisoteada a través de la gran tribulación», dice Bob Marley en la canción Éxodo. «La gente cree que la muerte es más fuerte que la vida, pero nosotros sabemos que la vida es más fuerte que la muerte; por eso, la vida es el camino», reflexionó en una entrevista. «Todo estará bien, así que no llores, mujer», proclama en No mujer, no llores. «No te preocupes de nada», repite el estribillo de Tres pequeños pájaros; «porque cada pequeño problema va a ir bien».
La mencionada Encuesta Nacional de Victimización Criminal muestra que las medidas de protección más habituales de la gente frente al crimen son modificar las actividades rutinarias o normales, cambiar las cerraduras, portar armas e instalar barrotes o rejas de seguridad en el domicilio. Paralelamente, las estrategias de prevención incluyen la instalación de alarmas y otros mecanismos, la realización de cursos de defensa personal, el adiestramiento de perros guardianes, la obtención de armas, la ostentación de esas armas en público, el cambio de domicilio y la contratación de personal de seguridad.
Los ciudadanos insisten en que el problema del delito excede el ámbito de la seguridad. «La mayoría de las personas entrevistadas identificaron una gama de áreas por las cuales sentían que el Gobierno no estaba haciendo lo suficiente», revela el sondeo. «El 82.1% de los encuestados consideró que se debe dar más énfasis a la provisión de empleos, mientras que el 51.8% consideró que el Gobierno podría proporcionar una mejor educación y capacitación a los ciudadanos. El 36.4% consideró que el Gobierno debería hacer un esfuerzo más concertado para reducir la pobreza.»
«Jamaica, una opción para vivir, trabajar, formar familias y hacer negocios», dice la Visión 2030 propuesta por el país en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas. «La sociedad jamaiquina es segura, cohesiva y justa», proyecta el desafío número dos de esa estrategia.
«Si perro y gato pueden estar juntos», dice Bob Marley en su canción So jah seh; «¿por qué no podemos amarnos entre todos?».

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Director de Voz por Vos. Locutor, periodista y docente. Conductor de "Ventana Abierta", lunes a viernes de 12 a 14 (FM Milenium -FM 106.7-). Columnista de temas sociales en Radio Ciudad y docente en la escuela de periodismo ETER.
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