El periodista y ensayista español Ignacio Ramonet sostiene que las sociedades contemporáneas atravesaban un momento de «orgullo desmesurado» respecto a las capacidades humanas. Sin embargo, «un pequeño virus, casi invisible, ha venido a demostrarnos que dependemos de la naturaleza».
Director de Le Monde Diplomatique durante casi dos décadas mantuvo vía Zoom una entrevista con Télam. Durante el diálogo destacó que el debate crucial en las sociedades se da hoy en torno a una verdad devaluada frente al valor de las creencias. Esta encrucijada vuelve al periodismo «más necesario que nunca porque es el que viene a poner un poco de racionalidad y luz sobre lo que está pasando».
La experiencia «violenta» de la pandemia
Para Ignacio Ramonet, «está ocurriendo algo que no ocurrió nunca: la brutalidad y la novedad también de la pandemia. Ninguna generación humana ha tenido una experiencia de este tipo. Sólo la guerra violenta, abierta y frontal se parece a lo que estamos viviendo. Es un tipo de guerra en el sentido de que perturba el conjunto de parámetros de la sociedad».
El periodista considera que «hemos visto que no hay ningún gobierno, ninguna autoridad, que tuviese una agenda para enfrentar esta pandemia. Algunos gobiernos lo han hecho mejor, otros lo han hecho decididamente mal, en particular el gobierno de la primera potencia mundial que es Estados Unidos».
Ramonet afirma que «estábamos en un momento en que había como una especie de orgullo desmesurado respecto a la capacidad del ser humano de tener tecnologías de punta. En particular las comunicaciones, pero también en el sentido económico, financiero. Por ejemplo, planteando la conquista de Marte. Y de repente un pequeño virus, casi invisible, ha venido a demostrarnos que dependemos de la naturaleza».
La necesidad del periodismo
En estos tiempos de incertidumbre, la profesión periodística luce más que necesaria. Así lo entiende el director de Le Monde.
«El mundo en el que estamos necesita más que nunca del periodismo. Hoy el debate sobre la información es acerca de la verdad, aunque siempre haya sido un tema central en la corta historia del periodismo, ya que es práctica reciente»
Y el periodismo luce como una herramienta imprescindible en tiempos de pandemia, cuando las verdades chocan contra las creencias.
«La cuestión de la verdad se ha vuelto fundamental y el periodismo sabe que tiene que enfrentarla. (Donald) Trump es el primer presidente que de manera descarada y con una especie de indiferencia hacia lo que se pueda pensar, emite grandes mentiras. Él ha inventado este concepto sobre el que hay que reflexionar: «la verdad alternativa», la idea de que cada uno tiene su verdad».
Como resultado de esta colisión entre verdades y creencias emergen la desinformación. «La idea de que cada uno puede fabricar verdad, es lo que llamamos fake news. Una verdad se fabrica y ahora cada uno de nosotros tenemos potencialmente la fuerza que hasta hace algunos años sólo tenían los grandes medios de inventar falsedades, manipulaciones, intoxicaciones y difundirlas por las redes, que son el medio dominante de hoy. Y por consiguiente en las redes podemos desarrollar todo un discurso totalmente inventado, con supuestas pruebas, con aparentes demostraciones, etc.
La post pandemia y la solidaridad pendiente
Cuando todavía el coronavirus sigue siendo un flagelo para la salud mundial, el comportamiento del mundo ante el avance de la enfermedad permite sacar algunas conclusiones.
Para Ignacio Ramoment las primeras deficiones son crípticas:
El mundo ha enfrentado esta pandemia en desorden y sin solidaridad, han habido muy pocos países que han ayudado a otros países. La Unión Europea, que es una unión política además de económica y comercial, ha combatido la pandemia con el «sálvese quien pueda», los gobiernos tomando medidas, cerrando fronteras, disputándose por tener mascarillas cuando no había.
La primera potencia del mundo, Estados Unidos, no ayudó a nadie, brilló por su ausencia, no ha enviado medicamentos, mascarillas a ninguno de sus aliados. Mientras que por ejemplo un pequeño país como Cuba ha enviado brigadas médicas a decenas de países para ayudar, mostrando algo, una dimensión de la que el mundo ha carecido, que es la solidaridad.
Es verdad que los chinos también han enviado mascarillas, guantes, alcohol en gel, los rusos también han enviado, pero pocos países han ayudado a otros en América Latina, no ha habido una solidaridad continental, donde hay muchas organizaciones de integración regional. Ahí también hemos visto que ante una dificultad, que es colectiva y que impacta al conjunto de la humanidad: no ha habido solidaridad. Por otra parte también, ni siquiera para las vacunas hay una solidaridad. En algunos países se anunció que será gratuita pero en otros no, y por consiguiente ahí también hemos visto que la humanidad no está lista para enfrentar un peligro, una catástrofe, un desafío colectivo.