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El cambio climático y la falta de chips electrónicos

La industria del automóvil está viviendo un verdadero efecto mariposa. Se debe a que Taiwan está experimentado la mayor sequía de sus últimos 56 años de historia. Como consecuencia, las marcas de todo el mundo se pueden quedar sin microchips que instalar en sus coches.

La industria del automóvil está sufriendo una grave escasez de semiconductores, los microchips, hasta el punto de paralizar varias fábricas durante semanas porque les falta un simple microchip. Es el caso de la producción del Peugeot 308 en Sochaux porque no les llega un microchip necesario para el salpicadero y el cuadro digital i-Cockpit. Un diminuto componente hace que la factoría lleva tres semanas paradas y que Peugeot haya decidido volver al cuadro de instrumentos analógico para las últimas unidades del actual Peugeot 308.

Peugeot no es la única marca en ver su producción en peligro. De momento Honda ya ha anunciado que reducirá la producción de vehículos desde principios de 2021. En España, las fábricas de Vigo (Stellantis), Almussafes (Ford) y Martorell (SEAT) se han visto también afectadas por esta escasez. Por su parte, en Alemania, Volkswagen también anunció a principios de año que recortará la producción en China, América del Norte y Europa debido a la escasez de chips. Y la sequía en Taiwán no hace sino aumentar el problema.

Taiwán y el monopolio de los microchips

Taiwán es uno de los lugares más húmedos del mundo. El país tiene una media de 2.600 mm de lluvia al año. En tiempos normales es barrida por tifones durante la temporada de lluvias y ayudaban así a llenar los embalses. Sin embargo, por primera vez en 56 años, ningún tifón golpeó Taiwán en 2020. Y en los tres primeros meses del año, las precipitaciones son inferiores al 40% de la media. La situación es grave, pues el gobierno acaba de imponer restricciones a más de un millón de hogares y negocios en el centro de la isla.

¿Y qué tiene que ver la sequía con los microchips? Si los embalses de Taiwán se secan, podría ser perjudicial para el sector electrónico mundial. Este fenómeno impactaría en la producción de muchos de los productos que la gente utiliza, que funcionan con semiconductores -chips de computadoras- fabricados por empresas taiwanesas.

Alrededor del 90% de los microchips más avanzados se fabrican en Taiwán. Eso significa un problema para la fabricación de los teléfonos móviles, los televisores, las cafeteras y por supuesto de los automóviles.

El mundo, a los pies de los chips

El sector de los semiconductores contribuye en gran parte a la economía general de la isla, pero requiere mucha agua para limpiar los componentes que se utilizan en muchos dispositivos tecnológicos. En su afán por garantizar el suministro a las empresas del sector, el gobierno impuso restricciones para todos los negocios y la población civil. Sin embargo, son los agricultores los más castigados, en muchos casos se les prohibió directamente regar, dejando las tierras en barbecho.
El esfuerzo desesperado del gobierno taiwanés es garantizar la producción de microchips, pero al mismo tiempo eso no implica una mejora en la escasez de esos componentes. Por ejemplo, TSMC , el mayor productor mundial de semiconductores podría verse vea afectada por el «exceso de pedidos».

Dada la urgencia, algunas empresas pueden verse tentadas a pedir más chips de los que realmente necesitan y la empresa no dar abasto, retrasando las entregas y de rebote retrasando la producción, otra vez, de varios modelos de automóviles.

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