El efecto invernadero sumado a la escasez de vacunas podrían fomentar su propagación y contagio a mil millones de personas, no sólo en África y América Latina.
Según recientes estudios científicos, los efectos del cambio climático podrían contribuir a propagar rápidamente el virus de la fiebre amarilla por Asia, Europa y América del Norte y causar epidemias en zonas con una población no inmune a la enfermedad, lo que desataría una emergencia a nivel mundial.
Académicos de la Universidad de Georgetown en Washington (EEUU), en un artículo publicado en la revista médica JAMA, advierten de una «severa escasez de la vacuna contra la fiebre amarilla en medio de las epidemias en África y, potencialmente, en América Latina y Asia».
Esta escasez, sumada a la rápida propagación de esta mortal enfermedad, podría provocar una «crisis de salud pública». En este contexto, el inmunólogo Daniel Lucey y el profesor Lawrence Gostin, especializado en derecho de la salud, realizaron un llamamiento a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la creación de un comité de emergencias que permita coordinar una respuesta a nivel internacional y así movilizar fondos para la producción y distribución de la vacuna contra esta enfermedad.
«La respuesta tardía de la OMS en la convocatoria de los comités de emergencia frente a una posible epidemia para el virus del Ébola y el virus del Zika ha costado muchas vidas y no debe repetirse», resalta el artículo.
La fiebre amarilla
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), La fiebre amarilla es una enfermedad viral aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados. El término «amarilla» alude a la coloración amarillenta que presentan algunos pacientes. La mortalidad de los casos graves no tratados puede llegar al 50%. Se calcula que cada año se producen en el mundo 130.000 casos de la enfermedad y unas 44.000 muertes en países endémicos africanos, donde se produce el 90% de los casos de fiebre amarilla.
Algunos datos relevantes:
- El virus de la fiebre amarilla es endémico en las zonas tropicales de África y América Latina, con una población de más de 900 millones de habitantes.
- El número de casos de fiebre amarilla aumentó en las dos últimas décadas debido a la disminución de la inmunidad de la población, la deforestación, la urbanización, los movimientos de población y el cambio climático.
- No hay tratamiento curativo para la fiebre amarilla. El tratamiento es sintomático y consiste en paliar los síntomas y mantener el bienestar del paciente.
- La vacunación es la medida preventiva más importante contra la fiebre amarilla. La vacuna es segura, asequible, muy eficaz, y una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo. La vacuna ofrece una inmunidad efectiva al 99% de las personas vacunadas en un plazo de 30 días.