El mundo de las aplicaciones para smartphones ofrece varias opciones para poder entrar en contacto con otras personas con el fin de hacerse favores mutuos de todo tipo, tanto sea de manera gratuita como paga.
A la hora de necesitar un favor de alguien que no necesariamente se conocen, las aplicaciones para teléfonos inteligentes pueden ser una solución realmente a mano. El suplemento de tecnología del diario El País de España resumió algunas de las más destacadas.
Helpin’, el Tinder solidario
Es una app que trabaja de manera muy similar a las que vinculan personas con fines «amorosos». Usando el GPS, vincula a personas cercanas que necesitan y ofrecen algo que el otro necesita o puede dar.
En el caso de que quiera obtener algo de otra persona que a su vez ha mostrado interés en una de sus ofertas, se produce un match y ambas partes se ponen en contacto a través de un chat para acordar los detalles, en principio, sin dinero de por medio.
También es posible navegar por los distintos perfiles para descubrir solicitudes en las que se puede dar una mano: la idea es fomentar el consumo colaborativo mediante el intercambio de habilidades y conocimientos, así como el trueque de productos y servicios.
Sin embargo, en su mensaje de bienvenida los responsables de Helpin’ no cierran las puertas a que alguien pueda utilizar la app para lograr algo de dinero: “Tú decides si cambiar, regalar, alquilar o vender”.
TimeCoin, un banco de tiempo
Esta app se define como una “red global” que facilita el encuentro de personas que saben hacer algo concreto y desean compartirlo con aquellos que lo necesiten a través del smartphone.
TimeCoin es algo así como un «banco de tiempo» que valora cada acción en un determinado número de TimeCoins, una unidad de tiempo que no ha sido creada para poner precio a los favores, sino para lograr que el intercambio de los mismos sea lo más justo posible.
Los primeros TimeCoins se consiguen al darse alta y es posible incrementarlos si se traen amigos a la comunidad y, posteriormente, a medida que se “cobran” favores.
La idea original de sus creadores es establecer una red de coworking en la que el intercambio de trabajos, habilidades y talento ayude a sacar adelante nuevos proyectos, sobre todo de aquellos que no han conseguido la ayuda financiera necesaria para convertir sus ideas en realidad.
Entre lo que más se comparte en esta red son servicios de marketing, comunicación, diseño, programación y tecnología.
Pero también hay usuarios dispuestos a ofrecer favores como sacar a pasear al perro, dar clases de idiomas o reparar equipos informáticos a cambio de un puñado de TimeCoins.
Impossible People, una app modelo
Impossible es una comunidad web que nació en 2013 para que las personas se ayuden entre sí de manera altruista. A su vez, el proyecto también cuenta con una aplicación para móviles, llamada Impossible People, que fue completamente renovada a finales de 2016.
La idea pertenece a la modelo y actriz británica Lily Cole con el respaldo, entre otros, de Jimmy Walles, el creador de Wikipedia,
El funcionamiento de la app es muy parecido al de Helpin’, con un sistema en el que los usuarios comparten deseos a la espera de que se produzca un flechazo con otros miembros que puedan hacerlos realidad.
Para facilitar estos encuentros, Impossible People no solo se basa en la geolocalización, sino que además utiliza hashtags que permiten encontrar por temas de interés o contenidos específicos a las personas que pueden echarnos una mano. Además de estas etiquetas, otro de los aspectos que recuerda a Twitter es que posibilita que los usuarios se sigan entre sí, conformando, según sus propios desarrolladores, “un comercio de pequeños favores entre amigos, amigos de amigos y vecinos”.
Jibbr, subasta de favores
Aunque en un principio se trata de una aplicación para iOS y Android para organizar actividades entre amigos de una manera sencilla, Jibbr también cuenta con la opción “Favor” dentro de su menú.
Funciona como una aplicación de mensajería instantánea, de tal modo que para utilizarla es necesario proporcionar el número de móvil e invitar a que se la descarguen a los contactos escogidos de la agenda telefónica.
A partir de ahí, cada vez que un usuario necesite que alguien le ayude con un pedido, tan solo debe detallarlo en un nuevo mensaje, especificar cuánto está dispuesto a pagar por el favor (o no, según el nivel de altruismo del grupo) y compartirlo con aquellos que desee, como si utilizara la opción “Difusión” de WhatsApp. Los receptores de ese mensaje pueden aceptar el ofrecimiento o bien hacer una contraoferta hasta llegar a un acuerdo, como si se tratase de un regateo o una subasta de favores.
Nicetonice, favores globales
Esta app nació con el desafío de que cualquier usuario pudiese generar su propia cadena mundial de favores desde su smartphone. Se trata de una red social cuyos miembros son apodados con el nombre de nicefriends y pueden chatear entre sí, una vez localizados en un mapa mundial, con el fin de intercambiar favores a nivel global.
Además, pulsando en el botón “Help”, cualquiera puede exponer qué es lo que necesita, localizar ese mensaje en un determinado punto geográfico y automáticamente se enviará una notificación urgente a todos los nicefriends ubicados en un radio de 40 kilómetros.
Otra de las apps de colaboración colectiva es Glovo, con la particularidad de que es un servicio por el que se paga según la distancia que recorra quien realizará una entrega de algo que otro solicitó.
El principal servicio de esta app es la compra, recogida y entrega a domicilio de cualquier producto. Sin embargo, son muchos los que al entrar en el menú “¿Qué necesitas?” eligen la opción “Lo que sea” con el fin de resolver una gestión. Como decíamos, los favores no son desinteresados, ya que el usuario debe pagar la distancia recorrida por el mensajero de Glovo.
En España, el costo por el uso de Glovo varía entre los 4,50 euros (si es menos de 1 kilómetro) y los 8,90 euros (a partir de los 7 kilómetros y hasta la distancia máxima marcada en cada ciudad en la que funciona la aplicación: Barcelona, Madrid, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Málaga, París y Milán).
fuente: El País (Tecnología)