Lanzaron una campaña de junta de firmas para lograr una ley nacional que proteja casos de menores con problemas de salud que los obligan a estar conectados a artefactos eléctricos.
Un grupo de padres de niños conectados a diferentes aparatos electrónicos de asistencia artificial, al padecer afecciones de gravedad, lanzaron una campaña de junta de firmas, que legitime su pedido de una ley nacional para pacientes electrodependientes.
El reclamo, llevado adelante por la Asociación Argentina de Electrodependientes, busca lograr acceder a una tarifa acorde a sus necesidades y un mecanismo claro y específico para alcanzar dicho beneficio, en contraposición a las instancias burocrácticas que padecen para al menos recibir la tarifa social.
Mediantes el sitio Web Change.org, estos padres suman firmas para un petitorio que reclama una ley nacional de pacientes electrodependientes.
En declaraciones que recoge el diario Crónica, Jimena, mamá de Guillermina, que nació con medio corazón, dejó en claro que “estamos pidiendo un derecho al subsidio, a la salud y a una mejor calidad de vida”. En su caso, su niña requiere del empleo constante de un aspirador nasal, con el fin de evitar secreciones que afecten sus vías respiratorias. El mismo artefacto necesita Caterina, una niña de 14 meses de vida, que sufre de un trastorno severo de deglución y por lo tanto también debe contectarse a un respirador artifical, una bomba de alimentación y a un oxímetro.
Otro caso citado por el diario es el de Joaquín Stefanizzi, un niño de 2 años, quien está asistido por un concentrador de oxígeno. Mauro, su padre, sostuvo que su hijo “precisa estar conectado las 24 horas a ese aparato para poder vivir. Sin suministro eléctrico, puede sufrir un paro, sin contar las consecuencias permanentes que dejaría a nivel neuronal la falta de oxigenación en sangre”.
En todos los casos, las trabas burocráticas son una constante. En ese sentido, los padres advierten que para acceder a la tarifa social «nos exigen una serie de requisitos, como ser titulares del servicio cuando muchos alquilamos, y eso nos hace perder tiempo mientras nuestros hijos no pueden esperar”.
