El jurista español Antonio Garrigues Walker sostiene que la inmigración es un valor humano mucho más importante de lo que se se cree. En una entrevista con Ethic, lamenta la doble vara de los países que despacharon millones de personas hacia otros países mientras repudian la llegada de inmigrantes a su territorio:
Es una tristeza que la humanidad sea tan poco generosa en temas como las migraciones. Y, sobre todo, irresponsable. Todos los países, prácticamente sin excepción, han tenido problemas de emigración e inmigración. Lo que no podemos hacer es que, cuando queremos que la gente de nuestro país se vaya, nos parezca bien. (Sin embargo) cuando no queremos que alguien venga nos parezca mal.
España ha tenido más de tres millones de ciudadanos trabajando en Francia y Alemania durante mucho tiempo. Así que cuando llega el momento de acoger a personas que necesitan tener una vida más digna y saludable, inevitablemente, tenemos que corresponder. Comprendo que no podemos abrir las puertas de par en par, pero eso es una cosa y otra muy distinta es no tener una política generosa frente a la migración. Ningún proceso migratorio ha sido negativo para el país que lo recibe. Al contrario, las consecuencias han sido positivas para los países que acogen.
Detrás de la cuestión de la inmigración se agazapan los nacionalismos. Para Antonio Garrigues Walker la pandemia pudo haber puesto una pausa en ese espíritu chauvinista. Sin embargo, «sigue allí»:
El nacionalismo no va a desaparecer nunca. En su grado más extremo o en su grado más suave siempre va a estar. El problema está en que, en estos momentos, como es lógico, lo urgente prevalece sobre cualquier otro tema, y lo urgente es la pandemia. El no colaborar, no hacer las cosas conjuntamente, sería de una irresponsabilidad casi criminal. El nacionalismo no es que haya desaparecido, sino que ha dejado paso a la urgencia de la pandemia. Pero volverá. Queda pendiente el cómo España enfrenta ese nacionalismo, pues cabe la posibilidad de un diálogo político eficaz. Es decir, no es un debate imposible o irremediable: el diálogo puede lograr realmente resultados espectaculares.
La post pandemia
Sobre los efectos que pueda tener la crisis sanitaria del coronavirus en el comportamiento de las sociedades, el prestigioso jurista y ensayista español no tiene dudas:
Al salir de una pandemia se genera siempre un sentimiento de optimismo, de euforia (…) El día en que este maldito virus nos deje se va a producir un momento feliz. Nos daremos cuenta de que podemos hacer muchas más cosas de las que creemos y que, sobre todo, va a haber muchas menos limitaciones en todos los aspectos. El final de la pandemia va a ser un momento dulce para iniciar de nuevo una actividad muy dinámica, más creativa e innovadora. No creo que la humanidad y la ciudadanía aprenda mucho de estas situaciones, pero tiene que haber algo distinto a lo de antes. Algo tendremos que aprender. Espero que cuando termine, sea en los próximos seis meses o en el próximo año, se genere una nueva dinámica en la sociedad española.