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Energías renovables: entre la diplomacia ¿y los golpes de Estado?

¡Vamos a dar golpes de Estado contra quien queramos! Id haciéndoos a la idea». Ése fue el tuit que publicó el milmillonario Elon Musk en respuesta a una acusación muy peculiar.

Musk respondía así a un usuario de Twitter que aseguraba que el golpe de Estado a Evo Morales en Bolivia respondía a intereses del lobby del litio. Se trataría de un grupo de empresas de Estados Unidos que buscarían hacerse con el control de las reserva de ese mineral en territorio boliviano.

Litio: el petróleo del siglo XXI (y su diplomacia)

El litio es el equivalente del petróleo en el mundo de las energías renovables. Tesla, empresa de autos eléctricos propiedad de Elon Musk, es uno los principales productores de baterías del mundo. La compañía tiene un evidente interés en lo que pase con el mercado mundial del litio. Pero también lo tiene el Gobierno de Bolivia, porque en ese país están el 30% de las reservas de litio de la Tierra. Esto lo asegura el US Geological Survey, una agencia del gobierno estadounidense dedicada al estudio de las reservas de minerales en el mundo. Para muchos, Bolivia va a ser la Arabia Saudí del litio.

En realidad, no hay ninguna evidencia de que Musk o Estados Unidos estuvieran detrás de la crisis política de Bolivia. Para algunos analistas, el tuit es ni más ni menos que una de sus tantas desafortunadas publicaciones en las redes sociales, que le han provocado varios problemas legales.

La frase de Elon Musk sobre los intereses norteamericanos en el litio de Bolivia podría ser ni más ni menos que una muestra de mal gusto de un multimillonario riéndose de las crisis políticas en un país. Aparte, el litio es mucho más abundante que el petróleo. El problema con ese mineral no es descubrirlo o extraerlo, sino adaptarlo para su uso en baterías. Y Bolivia no tiene nada que ver con eso.

Todos por el litio

La anécdota de Musk revela una realidad del siglo XXI a medida que la industria energética mundial se aleja de los combustibles fósiles como el carbón, gas natural y petróleo. Se trata de un contexto en el que las energías renovables ganan peso en todo el mundo. Si en el siglo XX hubo manifestaciones que decían ‘No más sangre por petróleo’, es posible que en el siglo XXI veamos pancartas que digna ‘No más sangre por litio’.

Las energías renovables son menos sucias, es decir, no manchan. Y no cambian ni clima ni la acidez del océano. Pero no por ello dejan de contaminar. Los gobiernos ya están aceptando compromisos entre el control de los recursos y las plantas industriales necesarios para el desarrollo de este nuevo modelo económico y la protección del medio ambiente. De hecho, el gobierno de Joe Biden anunció su decisión de no conceder más permisos para explotar petróleo y minerales en territorios propiedad del Estado federal.

Incluso, la diplomacia del Litio es un hecho y representa el motivo de diálogo entre muchos países que quieren hacerse el litio y aquellos que guardan grandes reservar del mineral.

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